lunes, 7 de mayo de 2012

CÓMO C.G.JUNG LLEGÓ A ESPAÑA




                    Dieter Baumann, Marie-Louise von Franz, José Zavala
                                  Otoño de 1985. Küsnacht






En otoño de 1979, la Dra. Marie-Louise von Franz fue invitada a participar en Córdoba en el Congreso: "Cience et Conscience", por iniciativa de Radio-France, France-Culture (1). Donde relevantes científicos de distintas disciplinas, como el físico David Bohm entre otros, asistieron para debatir sobre las hipótesis de la unidad psicofisica potencial del conjunto del Universo.

En aquella ocasión, la Dra. von Franz tuvo que declinar la invitación en favor del Dr. José F. Zavala, quien presentó un trabajo sobre sincronicidad: "Algunos aspectos sobre la sincronicidad en relación al Calendario Mexicano Tonalamalt".

Poco tiempo después, debido a la influencia de Marie-Louise von Franz que, posteriormente, en otro trabajo deberá ser expuesto - se creó en torno al Dr. Zavala, primero en Granada y, luego, en 1982, en Valencia, un grupo de personas interesadas en incluir las enseñanzas de la obra de C. G. Jung en sus actividades terapeútico­profesionales y cotidianas.

Desde entonces, hemos estado en contacto muy estrecho - directa e indirectamente - con Marie-Louise von Franz y toda la esencia de la enseñanza de C.G. Jung, de la cual, ella y Barbara Hannah han sido y siguen siendo las más directas, genuinas y grandes exponentes.

En el principio del otoño de 1985, unos amigos, visitaron a Marie-Louise von Franz en Küsnacht y tuvieron, también, la oportunidad de conocer al Dr. Dieter Baumann, el cual los llevó a visitar la tumba de su abuelo, Carl Gustav Jung, en el cementerio de Küsnacht. Allí mismo, de manera espontánea, el que, ahora, se ha vuelto nuestro gran amigo y colega, Dieter Baumann, tuvo la ocurrencia de expresar la magnífica idea de que se deberían celebrar conferencias Junguianas en Valencia.

Sin grandes preocupaciones organizativas, en el año 1986, en el que, lamentablemente, muriera Barbara Hannah, tuvo lugar lo que se llamó, en ese entonces, nuestro primer "congreso ". Hasta hoy (XI/2001), durante el verano en el Mareny de Barraquetes, se han celebrado, ininterrumpidamente, en 16 ocasiones estos encuentros. (2)

Lamentablemente, no es posible mencionar los nombres de todos los estimados y distinguidos colegas que han participado en ellos y, que, con su sabiduría y esencia humana, han enriquecido nuestros "congresos", pero, es de mencionar que de todas las cinco partes del mundo, han venido numerosas personas y que han expuesto, en once idiomas, hasta ahora, casi un centenar de conferencias en el sentido y la dirección de la psicología que ha desarrollado C. G. Jung y que han continuado exponiendo Barbara Hannah, Mane-Louise von Franz y Dieter Baumann. A todos ellos debemos agradecerles y darles nuestro más personal reconocimiento.

Por lo que respecta a nosotros, nos fue posible en, el año 1991, poder publicar, en Valencia una Festchrift, en conmemoración del 75 aniversario de Marie-Louise von Franz: "Contributions to Jungian Psychology", este escrito, incluye 16 artículos, en cuatro idiomas, todos ellos en relación con la psicología que fundara C. G. Jung y, que, amorosamente, con su gran Eros, Marie-Louise von Franz y Barbara Hannah nos estimularon a continuar. Esta publicación, además, tiene el honor de incluir la última conferencia que, públicamente, dictara Marie-Louise von Franz en el año 1987, y que lleva por titulo: "La rehabilitación de la función del sentimiento por C. G. Jung en nuestra civilización contemporánea" (3).

Esperemos - Deo concedente - ser capaces de expresar nuestro agradecimiento a Marie-Louise von Franz, Barbara Hannah, Dieter Baumann y otras personas, por habernos transmitido estas experiencias, que ellos recibieron, tan directamente, de C. G. Jung.

Para terminar, es imposible dejar de recordar, a parte de Barbara Hannah y Marie-Louise von Franz, que, desgraciadamente, ya no están con nosotros, a Klaus Rippmann y a Vernon Brooks, que con sus aportaciones científicas y humanas, enriquecieron nuestro grupo.


Rafael Monzó Giménez
Valencia, 24 de Octubre de 2001



(*) Artículo escrito con motivo del homenaje al Dr. Dieter Baumann, en su 75 aniversario, publicado en el libro: "AGATHODAIMON: SAGGI DI PSICOLOGIA ANALITICA ", editado por Vivarium, Milán 2002.

RESEÑA BIOGRÁFICA




Resumen elaborado por R.Monzó:

1940 - José Zavala nace el 25 de Enero, en Lagos de Moreno, Jalisco.

1957- Estudios de Medicina en la Universidad Juárez de Durango.
1961- Creó el circulo de Teatro Experimental Universitario

1963-Finaliza sus estudios y ejercería como médico en un consultorio que tuvo en el centro histórico de Durango. 

1964-Médico psiquiatra residente, en el servicio de neuropsiquiatría dirigido por el profesor Dr. Miguel Vallebueno.

1968- Llega a Zúrich el día dos de Marzo. Trabajó entre otros lugares en la Clínica Psiquiátrica Universitaria Burghölzli.

1969- Comenzó su formación en el C.G.Jung-Institut Zürich.
1971- Es aceptado por Marie-Louise von Franz, como analizado y colaborador. 

1973- La Universidad de Juárez del Estado de Durango, publica su trabajo: El coyote y la serpiente. Ensayo de una interpretación psicológica de un cuento mexicano.

1974- Nacimiento de su hijo Félix 

1976- Nacimiento de su hija Agnes. Símbolos del proceso de individuación en el México antiguo. 

1977- Tesis para el C.G.Jung-Institut de Zúrich: El desarrollo psíquico en la antigua simbología Mexicana: representado en un canto mexicano antiguo desde el punto de vista de la psicología de C.G.Jung. 

1978- Da comienzo al Diccionario de Terminos Náhuatl, que conformara una obra de veinticuatro volúmenes. 

1979- Participa en Córdoba, en el Congreso Internacional Ciencia y Consciencia.

 1980- Marie-Louise von Franz, lo anima a dar seminarios en  Granada.

1981- Se forma en torno a Marie-Louise von Franz, Barbara Hannah y Dieter Baumann el denominado Turmgruppe (Grupo de la Torre) de Küsnacht,

1982- Se inicia la actividad del Grupo de Psicología Analítica de Valencia que será initerrumpida hasta al año 2005

1984- Dicta su primera conferencia en el Club Psicológico de Zúrich: Algunos aspectos simbólicos del número en el antiguo México. 

 1985- Consideraciones psicológicas sobre el terremoto en México de 1985. Investigación sobre la analogía del significado entre espíritu y materia. 

1986- Se inician la Reuniones Internacionales de Verano en Valencia, donde presenta su trabajo: Un tratamiento de Anima fallido: el primer encuentro México – España. 

1987- Consideraciones psicológicas sobre la vida religiosa en el México antiguo

1988- Psicoanálisis y Matemática, Lucca, Italia, Algunos aspectos del número en el antiguo México. 

 1990- Publica en Valencia el libro Contributions to Junguian Psychology, en conmemoración del 75 aniversario de Marie-Louise von Franz, en el que se incluye la última conferencia de ella: La Rehabilitación de la Función del Sentimiento por C.G.Jung en Nuestra Civilización Contemporánea. 

1992- Los Dioses de los números en la Religión Maya, en el Freien Musikzentrum de Munich. Interpretación psicológica de la novela de Laura Esquivel, Como agua para chocolate. En el Club Psicológico de Zúrich, Signos precursores de la decadencia del México antiguo a la luz de la psicología jungiana

1993- Participa en Austria en el debate sobre la devolución a México de la corona de Moctezuma, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Viena. 

1995- Crea la Asociación Internacional para la difusión de la Psicología Analítica de C.G.Jung y Marie-Louise von Franz Dicta en el Club Psicológico de Zúrich su conferencia: Número y Eros 

1996- Adquiere la nacionalidad Suiza. Presenta en Ravena la conferencia: La relación Hombre–Naturaleza a la luz de la sincronicidad. 

1997 - En el Museum Rietberg, de Zúrich, presentó la tragedia que la llegada de los europeos supuso para México, a través de su conferencia: Cuentos mexicanos del Coyote. Transmisión e interpretación psicológica. En Küsnach, presento su conferencia, El trasfondo sincronístico de la relación entre Número y Eros. 

1998- Centro Cultural de San Sebastián, Como C. G. Jung descubrió los complejos. A partir de entonces durante casi dos años acudiria a dar seminarios para el Grupo de Estudios Junguiano de Guipúzcoa. El 17 de Febrero muere Marie-Louise von Franz, poco después de que tomara la decisión de que la edición en español de su libro Número y Tiempo, devería ser autorizada por él. En Ravena, presentó su trabajo: El recorrido del sol y el camino del hombre.

1999 - Durante la reunión del Turmgruppe en Küsnacht, presenta William Shakespeare's Henry V. 

2000 -   Presentó su trabajo: La toma de conciencia del número y su significación para lo infinito en el Prólogo a Enrique V de W. Shakespeare, primero en el “Symposium 2000”, celebrado en el Club Psicologico de Zúrich, y también  durante la XV Reunión Internacional de Valencia.

 2002- Congreso Ciencia y Consciencia: Bases para un diálogo a principios del milenio, organizado por la Universidad de Verano de Maspalomas, Las Palmas de Gran Canarias, con su conferencia sobre: Los números en el antiguo México. Se publica el libro: Agathodaimon: ensayos de psicología analítica, con motivo del 75 aniversario del Dr. Dieter Bauman,

 2004- Tiene lugar el “Simposium 2004”, en el Club Psicológico de Zúrich, donde presenta: Algunos aspectos de lo femenino oscuro en la obra de Shakespeare. Termina la traducción que realizó con la ayuda de Dieter Baumann, del libro de Marie-Louise von Franz, Número y tiempo. Participa en la reunión del Turmgruppe en Cesena, Italia, Algunos aspectos del amor ciego, representados en Romeo y Julieta de Shakespeare. Presenta en el Club Psicológico de Zúrich y posteriormente también en la XIX Reunión Internacional de Valencia: El maceguali: el mito del hombre sencillo. 

2005- En el XX Aniversario de las Reuniones Internacionales de Verano en Valencia, presentó su conferencia: Un probable envenenamiento por “mercurio” (el caso de J. Payne Collier, el primer comentarista de Shakespeare)

 2006- Contribuye con su escrito, Marie-Louise von Franz and Shakespeare´s Hamlet, a la publicación de homenaje en memoria de Marie-Louise von Franz, que fue publicado en EE.UU. y llevaba por titulo, The Fountain of the Love of Wisdom. 

Muere durante el medio día del siete de Mayo, en el Hospital Universitario de la E.T.H. de Zúrich. El día 31 de Julio, familiares y amigos depositan sus cenizas en la Pirámide del sol de Teotihuaca.



UN SUEÑO DE J. ZAVALA citado por Marie-Louise von Franz









      En primer lugar Marie-Louise von Franz hizo referencia a este sueño en el ensayo: Aspectos relevantes de la dimensión histórica del análisis (1977), que fue publicado posteriormente en Dimensiones Arquetípicas del Alma[1].



      “...El individuo como podemos descubrir al echar un vistazo a sus profundidades, lleva dentro suyo, depositado en su inconsciente, todo el pasado histórico de su pueblo, incluso de la humanidad como un todo. Por ejemplo, hasta hoy, nunca he analizado a un italiano, sea hombre o mujer, en cuyos sueños no aparecieran motivos de la antigüedad clásica, aún vivientes....



Un caso que me dejó una impresión particularmente fuerte, fue el caso peculiar e impresionante de un mexicano, católico y culto. Aunque desde un principio me resultó simpático, me sentía incómoda con respecto a él, porque no conseguía entenderle y sospechaba, al mismo tiempo, que tampoco él sabía qué hacer con lo que yo le decía. Luego, de repente y sin ningún nexo aparente con su vida exterior, tuvo este sueño:



“...En la oquedad de un árbol había una piedra de obsidiana muy grande. De repente ésta cobró vida, saltó del árbol y comenzó a rodar por el suelo de manera amenazadora hacia el soñador. Él se asustó mucho y presa de pánico, huye corriendo para salvar su vida, con la piedra pisándole los talones. Entonces el soñador encontró a un par de trabajadores que habían cavado un hoyo cuadrado en el terreno. Éstos le gritaron que se metiera dentro y se quedara quieto. El soñador lo hizo y entonces la obsidiana comenzó a encogerse cada vez más hasta tal punto que se redujo al tamaño de un puño, poniéndose dócilmente a los pies del soñante...”



Cuando escuché este sueño, involuntariamente exclamé: “ Pero, Dios mío, ¿qué tiene que ver usted con Tezcatlipoca ?”. Por casualidad yo sabía que la obsidiana era el principal símbolo de esta antigua divinidad azteca. Así descubrí que el soñador era por tres cuartas partes azteca, lo que hasta el momento nunca había mencionado, puesto que en México aún existen prejuicios raciales. Entonces se me hizo claro por qué habíamos tenido tanta dificultad en comprendernos: los Amerindios piensan de manera mitológico-metafórica y por tanto con el corazón, y nuestro pensamiento racional y abstracto les resulta completamente extraño. Entonces me adapté y comenzamos así a entendernos. Este sueño abrió una profunda herida en el soñante y afloró a la superficie no sólo un profundo dolor y resentimiento por las atrocidades llevadas a cabo por el pseudo “cristiano” Cortés y su banda de aventureros codiciosos de oro, sino también un ardiente interés por las antiguas divinidades aztecas. Así este hombre reencontró sus raíces espirituales nuevamente y comenzó en modo creativo a trabajar con antiguos textos aztecas. Su neurosis quedó curada y él fue transformándose cada vez más en si mismo. Ahora podía comprender mucho mejor también las verdades cristianas, o sea verlas en su paralelismo arquetípico con los mitos religiosos aztecas. Aunque los delitos de Cortes se remontan a más de 400 años, este hecho histórico se escondía en modo directo detrás de aquella desorientación del alma que vivía el soñador y por la cual él se había sometido a análisis. La imagen divina arquetípica todavía viva, el Dios Tezcatlipoca, estaba verdaderamente, y no de forma simbólica, persiguiéndolo y ahora que le hacía frente y se relacionaba con él, era capaz de encontrar el punto de conexión con las almas de sus antepasados y con sus raíces culturales y religiosas.



Aquí encontramos en un nivel concreto uno de los descubrimientos más significativos de C.G.Jung, su concepto de inconsciente colectivo y sus arquetipos. Para Jung, los arquetipos son disposiciones estructurales heredadas, innatas respecto a los modos de comportamiento específicos de la especie humana. Un aspecto de estos modos es el de la acción: ellos se expresan en acciones típicas, similares en todos los seres humanos, y por lo tanto son instintivos (como Eibl-Eibesfield entre otros, ha demostrado que todos los pueblos de la tierra se expresan mediante gestos similares de saludos, crianza de los niños, noviazgo, etc.) Pero más allá de este nivel de acción, estos “instintos” también tienen una forma de expresión que sólo puede ser percibida internamente dentro de la psique, esto es, en sentimientos, emociones, imágenes fantásticas míticas, e ideas primigenias “míticas”, que asumen una forma similar en todos los seres humanos. Este último aspecto es el que Jung designa como “arquetípico”. Los arquetipos son los elementos primigenios de la mente y de las distintas culturas. Toda vez que es activado este profundo estrato en un individuo, se puede convertir, o bien en una fuente de estructura creativa y nuevas realizaciones espirituales, o si algo va mal, en una fuente de estados y acciones patológicos. Todo aquello que se encuentra todavía intacto en las grandes religiones del mundo, contiene y despliega en su caudal de imágenes los grandes arquetipos del inconsciente colectivo – las imágenes primordiales del Héroe-Salvador, de la Gran Madre, del Padre Celestial del Espíritu, el animal servicial. El creador del mal, el árbol del mundo, el centro del mundo, el más allá y el reino de los muertos, etc. A menudo tales nociones primordiales son tan similares en diferentes culturas que los investigadores culturales inventan absurdas teorías de migración a fin de explicar la similitud. Aunque por supuesto ha habido realmente migraciones e intercambios de motivos religiosos, nosotros los psicólogos somos escépticos acerca de especulaciones demasiado extravagantes en esta área, porque en nuestro trabajo tenemos  experiencia cotidiana de que tales imágenes primordiales pueden ser espontáneamente activadas y manifestarse en el inconsciente de una persona, incluso en el inconsciente de un individuo cuya conciencia está a una distancia remota de tales imágenes: por ejemplo, aunque como mexicano el soñante mencionado anteriormente tenía un conocimiento muy vago de la existencia de un antiguo dios llamado Tezcatlipoca, él nunca se había puesto a pensar ni remotamente en ese dios, y después del sueño, primero tuvo que leer extensamente acerca de él en los libros, antes de que la imagen del dios se volviera más comprensible para él.



En este punto uno bien podría preguntarse por qué debería ser necesario que una persona esté en contacto con sus raíces espirituales históricas.... es indiscutible que el país y el pueblo al que uno pertenece y su desarrollo histórico, son un factor prominente en la psique de los individuos; estamos hundidos hasta las orejas no solo en nuestro pasado biográfico, sino también en nuestro pasado histórico colectivo nos guste o no, o ni siquiera estemos enterados de ello....



En los individuos tanto como en las culturas, la conciencia y el inconsciente pueden caer en oposición. Cuando esto sucede, hablamos de neurosis en individuos y en culturas hablamos de una crisis espiritual. (¡obviamente, hoy nos encontramos una vez más en el medio de ese  tipo de situaciones!). Esto significa, como Jung señaló, que hoy muchos individuos tienen neurosis puramente eventuales. Si hubieran vivido en otros tiempos, serían normales, y no perturbados psíquicamente; pero están profundamente sacudidos por la prevaleciente crisis histórica de nuestra época, y se han vuelto problemáticos por ella. Por lo tanto no podemos hallar las causas de esta enfermedad en la historia personal de tal persona; más bien debemos encontrar una solución junto con ella – y lo hacemos con la ayuda de sus sueños – para el problema de la época. De todos modos, como dijimos ya, estas crisis colectivas garantizan la necesidad de un mayor desarrollo de la conciencia humana – tanto en el nivel individual como en el colectivo. Ellas son causas motivadoras, renovaciones espirituales creativas subyacentes.



...en la visión de Jung, existe hoy en el inconsciente colectivo una clara tendencia a comprender los polos de bien y mal, que se han escindido demasiado, en su relatividad psicológica humana, y a reconciliarlos nuevamente dentro de una imagen integra de Dios. Esta reconciliación, sin embargo, obviamente puede llevarse a cabo sólo mediante un intermediario, y esto es de acuerdo a Jung, el hasta aquí descuidado principio femenino.



...El inconsciente colectivo se manifiesta en una dimensión histórica que abarca el lapso de siglos, como vimos, por ejemplo, en el caso del sueño de Tezcatlipoca de nuestro amigo mexicano. Si cada vez más gente llegara a conocer el inconsciente colectivo desde su propia experiencia, creo que la historia – en primer término nuestra historia espiritual e intelectual – podría ser considerada en términos de dimensiones totalmente diferentes de las actuales. Pero estamos aún lejos de eso.



La dificultad  reside en el hecho de que los procesos básicos tienen lugar en lo inconsciente, y lo inconsciente realmente es, como su nombre lo dice, no consciente.... Es por eso de suma importancia que nos preocupemos por adquirir más cultura histórica, y eso no sería meramente una cuestión de aprender quién conquisto a quién y qué países cambiaron de dueño – eso no es más que una continuación del modelo histórico-natural de comer y ser comido. Tal educación en cambio debería implicar un conocimiento vivo de nuestra historia religiosa, de la mitología cristiana tal como Jung la formuló. Nuestro mexicano no soñó con Cortés, no con la persecución racial de los indígenas, sino con Tezcatlipoca, la imagen arquetípica aún viva del dios primordial de este pueblo.



.... En la visión del mundo de Carl Gustav Jung, aquello que es eternamente el mismo, lo viejo transmitido por la tradición y lo creativamente nuevo no constituyen ninguna especie de antitesis absoluta. En realidad el mundo de los arquetipos presenta estructuras psíquicas básicas que al mismo tiempo son un elemento dinámico impulsor detrás de toda nueva creación, porque están en movimiento y vuelven a constelizarse de nuevo en procesos de transformación que se extienden durante siglos.”





      *****




    En segundo lugar este mismo sueño, fue nuevamente citado en su ensayo, Profesión y Vocación (1978), publicado posteriormente en Psicoterapia.[2]



   “...Toda la verdad psicológica puede ser, y hasta debe ser, revertida: todo analista debería tener un sólido fondo de conocimiento, lo más amplio posible. Frecuentemente, ha sido destacado que los psicólogos que no poseen entrenamiento médico fácilmente dejan de darse cuenta de los estados psicosomáticos. Es de indudable importancia que el analista que no es médico aprenda in totum la sintomatología de las enfermedades psicosomáticas, para poder remitir al médico los pacientes que necesitan tratamiento clínico. Pero también existen otras áreas sobre las cuales un conocimiento completo me parece indispensable. Me acuerdo aquí de un estudiante mexicano que estaba en su análisis de entrenamiento. Yo tenía la sensación de que en verdad no lo comprendía, y él también parecía incapaz de entender lo que yo tenía que decir. La causa de todo eso era completamente misteriosa para mí, pues yo lo quería mucho. Entonces él me trajo el siguiente sueño:



“... vio en la bifurcación de las ramas de un árbol una gran piedra de obsidiana. Cuando avanzó en dirección a ella, la piedra saltó del árbol y comenzó a seguirlo. Él sintió que era muy peligrosa. Cuando huía, se encontró con algunos trabajadores que habían cavado en el suelo un agujero cuadrado. Ellos le indicaron, por medio de señas, que debía entrar en el agujero y quedarse inmóvil en medio de él. Cuando hizo eso, la piedra obsidiana que lo seguía fue volviéndose cada vez más pequeña y finalmente, quedó a sus pies como una pequeña piedra domesticada...”.



Cuando oí ese sueño, exclamé: “¿Cuál es su relación con el dios Tetzcatlipoca?”. Entonces me lo contó todo; me dijo que era tres-cuartos azteca, pero no había mencionado el hecho en su anamnesis, porque en México, al parecer, el prejuicio racial aún predomina. De repente, yo lo comprendí. Interiormente, sin tener conciencia de eso, él vivía en la tradición espiritual de los aztecas, pero lo había negado dentro de sí mismo. Con ese sueño, su individuación tuvo inicio así como su creatividad intelectual. Tetzcatlipoca, la suprema divinidad azteca, se volvió su gurú interior en la imaginación activa.



Pero, qué habría ocurrido con ese análisis, si yo no hubiera sabido que la obsidiana era un símbolo del dios Tetzcatlipoca ?. Es claro que un analista experto no puede conocer todos los temas mitológicos existentes, que se elevan a centenares de miles. Así pues, es importante educar al analista en perspectiva para que no interprete los sueños de manera precipitada y, sí, que continuamente se dé al trabajo de buscar informaciones en la literatura especializada de los símbolos y, además de eso, necesita ser entrenado para saber dónde buscar. A fin de cuentas, el médico también tiene manuales que puede consultar para obtener pormenores sobre medicamentos y síntomas. En el análisis junguiano, el conocimiento de la mitología es significativamente más importante que en el análisis en otras escuelas. Estas, generalmente fundamentan su abordaje en una teoría de sueños existente, que desde el inicio sugiere ciertas interpretaciones. En el abordaje junguiano existe el principio de que todo sueño expresa algo aún desconocido, algo nuevo para el paciente. Mientras el analista está lidiando con las imágenes oníricas del inconsciente personal, un cuidadoso registro de las asociaciones del paciente frecuentemente son suficientes. Pero en el caso de imágenes arquetípicas, las personas a menudo tienen muy poco que decir sobre la forma de una asociación. En este caso, es necesario buscar un material mitológico objetivamente comparable.



Aunque ese problema se refiere principalmente al entrena- miento  intelectual y al conocimiento del futuro analista, no debemos olvidarnos del sentimiento, o sea, del corazón. Por muy inteligente que sea un analista insensible, ¡nunca vi a una persona de ese tipo curar a alguien!. Y el “corazón” no puede ser infiltrado. La persona que no lo posee, en mi opinión, es la menos adecuada para la profesión. No obstante, existen quienes realmente tienen sentimiento y capacidad de sentir compasión, pero no osan expresarlo. Esos individuos pueden ser ayudados, a través del entrenamiento, a que se vuelvan buenos analistas.”





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En tercer lugar, haría referencia también a este mismo sueño, en su ensayo, La experiencia psicológica del tiempo (1978). Publicado en Psique y Materia[3]



    “Jung descubrió pronto, que el tiempo en el inconsciente, se vuelve siempre más relativo cuanto más penetramos en la profundidad, y que en determinado ámbito del inconsciente parece no existir tiempo.....



Una prueba de la relatividad del tiempo en los estratos profundos del inconsciente son las singulares irrupciones en el pasado referidas a la parapsicología.... J.W. Dunne autor del notable trabajo Experimento con el  tiempo, comenta ciertos relatos que se adaptan a su teoría de la multidimensionalidad del tiempo. La experiencia ocurrida a Jung en Ravena, donde observó con una amiga unos mosaicos desaparecidos, es un ejemplo afín. Esto muestra que el pasado puede estar todavía plenamente presente en la profundidad del inconsciente.



De hecho no es posible analizar a un ser humano a fondo, sin sumergirse en motivos oníricos provenientes del pasado remoto de su anterior estrato cultural. Por ejemplo un paciente mexicano, de religión católica, no me habló nunca de su origen azteca, y a pesar de la simpatía y el esfuerzo de ambos, el análisis permanecía bloqueado. Posteriormente él tuvo este sueño: ... veía una obsidiana (piedra semipreciosa) saltar desde un árbol persiguiéndolo. Rodando llegó hasta el centro de un foso cuadrado, donde se volvió gradualmente más pequeña y donde ella finalmente se ponía lentamente ante sus  pies... Grité: “¿Qué tiene que ver usted, con Tezcatlipoca?”. ¡Entonces finalmente me contó que era por tres cuartos azteca! Adapté mi lenguaje a esta circunstancia, y el análisis pudo a partir de entonces continuar bien.



No sólo el pasado, sino también el futuro se muestra bien vivo en el inconsciente. El plurisecular interés de la humanidad y de todas las culturas por el estudio de los sueños ha desarrollado casi exclusivamente en torno al aspecto “pronóstico” del sueño. Antiguos libros orientales y medio-orientales  sobre los sueños lo confirman. Entre los sueños que atañen al futuro podemos distinguir dos formas: los sueños telepáticos, que reproducen directamente un evento futuro, y aquellos sueños que anticipan desarrollos futuros en forma simbólica”.


[1] Archetypische Dimensionen der Seele. Daimon. Einsiedeln, 1994, p.15, y en Archetypal Dimensions of the Psyche. Shambala, 1997. Boston, pag 5.

[2] Psychotherapy. Marie-Louise von Franz, Shambala, 1993. Boston, pag 271  
[3]    Psyche und Materie, Marie-louise von Franz. Daimon Verlag. 1988, Einsiedeln, Schwyz. Psyche and Matter. Boston: Shambala, 1992, y en Psiche e Materia. Bollati Boringhieri, 1992. Torino, p. 90

    

IN MEMORIAM


IN MEMORIAM

                                                                        Retrato por Marta S.Perez


ENCUENTRO CON JOSÉ ZAVALA. ÚLTIMAS REFLEXIONES


Encuentro con José Zavala. Últimas reflexiones


Rafael Monzó


Este escrito fue realizado, después del viaje que realicé a Zürich, tras recibir las inquietantes noticias del agravamiento del estado de salud, por el que estaba pasando nuestro querido amigo José Zavala, y que comprendiendo, que sin duda, se trataba ya de sus últimas horas o días, acudí allí con mucha premura, acompañado de Andrés Salgado, con intención de podernos despedir de él. Aquel encuentro que tuvimos entonces allí, fue una experiencia profunda, emotiva y llena de sabiduría. José nos mostraría una vez más que era un hombre verdaderamente autentico, humilde y honesto.


Hice mi viaje hasta allí, reflexionando sobre la pregunta que tiempo atrás había hecho al I Ching, sobre el sentido que tenía para mí su enfermedad, la respuesta fue, el hexagrama nº 30: Lo Adherente, El Fuego, y en él se decía:

“...Para el noble no es indiferente que la muerte sea temprana o tardía. El cultiva su persona, aguarda su sino y afirma con ello su destino...”

Al llegar al hospital, nos dijo su amiga Annemarie Rüttimann, que había pasado muy mala noche y a las nueve de la mañana, ella creyó incluso que José ya había muerto, pero que lentamente había vuelto nuevamente en sí. Cuando entramos a su habitación se levantó con dificultad, quiso dar unos pasos, y, luego, ante nosotros, en silencio, sentado en el borde de la cama, se puso a escribir unas líneas, en su libro de activa imaginación. A continuación, nos mostró algunas de sus páginas, donde había traducidos al náhuatl, unos versos de Enrique V, de Shakespeare.


Se encontraba en una luminosa, amplia y apacible habitación con una impresionante perspectiva de la ciudad coronada por los Alpes, en el Hospital Universitario de Zürich, en aquella Universidad donde años atrás C.G.Jung impartiera sus clases de Psicología. Allí José, nos dio a entender que se sentía prisionero, lejos de su pequeño apartamento, de la Winterthurerstrs. 651, y que en esos momentos tanto echaba de menos, allí donde se encontraban todos sus trabajos, sus libros y sus recuerdos, y a donde entonces, impaciente, nos decía que quería regresar.


En la habitación de aquel Hospital, junto a su libro de activa imaginación, tenía también el I Chig, así como las obras de Shakespeare, del que estaba leyendo Coriolanus, en cuyo drama nos decía, que se encontraba toda la magnitud del complejo materno. Esta era la obra que pensaba ver durante el próximo verano, cuando fuera de nuevo a Londres con su hija Agnes. También tenía junto a él, el libro Hall Ar-rumuz: La clarificación de los enigmas, que Marie-louise von Franz llegó a escribir durante el transcurso de su larga enfermedad, entonces me lo entregó, señalándome una página, y diciéndome que según él, allí se encontraba la clave de la reconciliación entre el Cristianismo y el Islam.


Se interesó por el grupo de Valencia y preguntó, con que nos estábamos ocupando, y se alegró al saber que de nuevo trabajábamos con el poema de Garcia Lorca: A las cinco de la tarde. Luego, me pareció una sincronicidad, que durante nuestra última reunión en Valencia, en su ausencia, Ana Ciscar hubiera presentado el verso ...un niño trae la blanca sabana... y lo interpretase como el preludio de una muerte, que en el poema aparecía de forma negativa, pero por el contrario allí, José Zavala con todo su coraje estaba compensando positivamente aquella actitud de G.Lorca, de no querer ver y no querer confrontar conscientemente el sufrimiento.


En los últimos cuatro años me había dicho en numerosas ocasiones, que sus sueños y sus activas imaginaciones, le anunciaban y le traían las imágenes de la muerte. Así que desde entonces ya se estaba preparando para ello. En una ocasión me relató, que en un sueño, escuchó una voz de mujer que le preguntaba: ...“si estaba satisfecho de lo que había hecho en esta vida” .. ¡”Y le dije que sí”!.... Otra vez, la misma voz le preguntó, que... ¿cuando quería morir?... entonces, le respondió, que cuando hubiera visto todas las representaciones de Shakespeare...!. Y luego sonriendo, me dijo que tan solo le faltaban dos...!. En otra ocasión, también me relató, que sabía que iba a morir pronto, porque últimamente estaba muy feliz, y había tenido sueños muy gratificantes como “... que venia su hija con su amiga y le daban de comer cosas deliciosas...”. Pero él era consciente de que no iba a ser fácil, porque ya en una ocasión me contó, que necesitaría mucha energía para morir y que iba a ser muy difícil. Recuerdo que un día me dijo, que Marie-Louise le aconsejó, que cuando llegara este decisivo momento, ayudaba mucho imaginarse como seria en el otro lado, y él me decía, que allí, veía como se encontraba con ella, que lo llevaba junto a Jung y después se encontraban los trés con Laurence Olivier, su actor preferido.


Él decía que el Self, le traía a uno los problemas, para que estos fueran confrontados, y no me cabía ninguna duda, de que ahora José se encontraba completamente consciente de su cara a cara con la muerte. Más tarde en dos ocasiones, me diría que no quiso, que allí en el Hospital, a pesar de su tremendo sufrimiento día tras día, le fuera administrada una inyección letal, me dijo que le daría tanta pena si lo hiciera, por que él, no quería huir, no quería irse a las nubes, sino que en esos momentos decisivos quería estar bien despierto en la tierra. Así nos mostró que aceptaba conscientemente su miedo, su sufrimiento y su dolor sin dejar de mirar con coraje a la muerte y confrontándose a ella con toda su dignidad.



A media mañana de aquel día entraron en la habitación, Dieter Baumann, Fiammma Acernese y una pareja de Italianos conocidos de ellos, que estaban muy interesados por el México antiguo. A ellos Dieter les había dicho que tenían que ir a Zürich a conocer a un verdadero mexicano. José como siempre se mostró muy cordial con todos y pudimos conversar agradablemente. A mi me presentaría diciéndoles, que yo tenía un grupo de psicología en Valencia.


Cuando nuevamente me quede solo con él, con sorpresa para mí José me preguntó que si quería que trabajáramos, y entonces le vi como con su aspecto demacrado, enjuto, su pelo crecido, semitumbado a la manera mexicana, se mostraba para mí, como un genuino chamán que hasta en el último momento, todavía se esforzaba por traer el mensaje del Self, y así en esas difíciles circunstancias, realizamos nuestro penúltimo encuentro de análisis.


Me preguntó, como siempre lo solía hacer, como me iba, como estaban mis hijos, mi mujer y si había tenido imágenes... y empecé contándole un sueño que había tenido hacía poco, con él y Marie-Louise...


Cuando más tarde se interesó por mi mujer y por su enfermedad, me dijo que le dijera a ella lo chingado y lo mal que estaba él, y también el miedo que tenia, por si eso la podía ayudar, pero que no se olvidara nunca de que ella tenia que aprender algo con todo lo que le estaba pasando.


También me habló de la verdad interior y me dijo que esa era la única verdad que él conocía. Pero que resultaba tan difícil entrar en el Inconsciente y ver lo que este quiere de uno... Entonces me acordaba de sus preguntas que ante las pruebas de la vida reiteradamente él nos decía que nos debíamos de formular: ¿Qué hay detrás de esta emoción?... ¿Cómo me afecta?... ¿Cómo lo voy a sobrevivir?... ¿ Que sentido tiene para mi?... ¿Que es lo que el Self quiere de uno?...


Cuando me dijo que sentía mucho miedo, pánico, en esta situación, le pregunté, que como es que él, que hacía tanto tiempo que estaba esperando este momento, decía ahora que tenía estos sentimientos?. Me respondió:     “es algo que no se puede evitar..., la gente cree que haciendo Psicología, no tiene entonces uno que pasar por aquí”... Me dijo, que no quería huir de la angustia, del sufrimiento... Él siempre nos decía orgulloso, que Marie-Louise le había enseñado a brincar en el dolor.


En una ocasión me contó, que uno de sus recuerdos más preciados, era la carta que le envió en 1971 Marie-Louise von Franz, de la que me decía que algún día, tendría que ser publicada, donde le invitaba a él a hacer análisis y a trabajar con ella, después fue su fortuna que esa relación se fue estrechando y duraría casi treinta años. También conservaba de ella un frutero de metal, y, un búho etrusco que le había dejado cuando murió. Para él, Marie-Louise, había integrado el Eros en su propia vida, era pura experiencia, decía, y él la llamaría: “la mujer del milenio”. Si he entendido bien a Marie-Louise, me contaba, “la psicología de Jung se siente en el cuerpo, es 90% sentimiento”... y nos relató en repetidas ocasiones un sueño que le había contado ella, “...en el que había sucedido una catástrofe mundial y que moría mucha gente, pero no todos y que a ella le cortaban la cabeza...”, Marie-Louise lo interpretó como el sacrificium intelectus, y era que ella tenía que sufrir lo que otros no querían sufrir, porque el secreto del chamán es sufrir conscientemente, y el verdadero chamán, nos decía José, es el que pone en contacto a cada uno con su propia verdad interior, por eso decía, que ella era fabulosa, porque en una frase te podía dar todo el trabajo de tu vida!


.... “Remo Roth tiene razón”.., me dijo, “...Jung era como Dorneus que dentro de 200 años, vendrá otro Jung y lo redescubrirá...”, y nosotros los Junguianos de ahora, se podría decir que estábamos como los antiguos cristianos, en las catacumbas. También decía que Jung fue un hombre como pensaba Marie-Luise, de esos que aparecen cada 4000 años. Pero, que hubiera al mismo tiempo un hombre y una mujer tan excepcionales, era para José una sincronicidad mas que extraordinaria. Jung nos dejó una llave, decía, pero, nosotros tenemos que usarla, porque él, también ya nos había enseñado todo lo que sabía y todo lo que aprendió junto con Marie-Louise, ahora tendríamos que procurar esforzarnos nosotros en la introversión, en contactar el sentimieto, en desarrollar el pensar simbólico y hacer trabajo creativo, para poder ponernos en relación con el Self, porque a partir de ahora, decía, tendríamos que continuar solos el camino, con nuestro Guía Interior...


Nos había dicho que la enfermedad de Marie-Louise, fue el precio que ella tuvo que pagar por haber entrado tan profundamente en el Inconsciente. Entonces, le recordé que, en una ocasión, Marie-Louise le dijo, que ella había adquirido por su enfermedad, tanta sabiduría, pero, que hubiera preferido no haber tenido que pasar por ahí, y entonces le venia la imagen de que ... “era como luchar contra un gigante asiático”..., pero, entonces, me puntualizó José, “...sí, pero esa imagen vino luego, cuando ya hubo pasado todo, después de confrontarlo...” Entonces, le pregunté si él, me podía decir algo de todo lo que estaba aprendiendo en su situación y con este sufrimiento?... y si también él, como Marie-Louise, había podido ver el sentido y el porqué él había tenido que sufrir todo esto?. José me respondió que en el caso suyo, entre otras cosas, era porque había trabajado mucho, en exceso, y que lo había hecho con tanta intensidad y de manera muy osada. Osado, me decía, es el que lo hace todo, y a demás a valor mexicano, a pecho descubierto, pues Marie-Louise, le había enseñado a luchar, dijo, porque él no supo nunca vegetar. ....Y, eso había sido su vida, si se había equivocado, no lo sabía, pero me dijo que pese a todo lo que esta pasando, volvería a hacer lo mismo y de la misma manera. Y que iba en estos momentos a seguir luchando, para ver si podía irse aún una vez más con Agnes a Londres y ver Coriolanus.


Luego, José me dijo: “...Yo creo que aún no he entendido del todo, no me vienen símbolos, imágenes... hace días que no sueño... Pero no hay que esperar, porque nunca llega !!! ...”. Entonces perplejo, le pregunté ¿Y la Función Trascendente?. Y el ¿El Deo concedente?. Y me respondió: “...Vamos a ver..., vamos a ver...”


A la mañana siguiente, cuando llegue al hospital, lo encontré un poco más debilitado, pero, en la misma disposición que el día anterior y entonces con inquietud le pregunté si había tenido ya alguna imagen, algún símbolo... Me dijo que sí, ...pero que aún faltaba uno...


Muy débil, pero incorporándose con dificultad y sentándose en el borde de la cama apoyado en un bastón, tambaleándose por el efecto de la medicación, quiso que volviéramos nuevamente a trabajar y comenzó a preguntarme “... ¿Has soñado algo?..”, entonces empecé contándole un sueño que había tenido la noche anterior...


Después de terminar el análisis, estuvimos conversando aún durante un tiempo. Le pregunté, si en su trabajo creativo lo había hecho todo, me respondió que, ahora después de terminar la traducción de Número y Tiempo, que había hecho por amor a Marie-Louise, le habían faltado aún por escribir, tan solo unas cincuenta líneas sobre el motivo de “La Dama Negra/el Eros y el Anthropos/el comercio”.


También, le pedí, más tarde, si podría amplificar en algo los motivos de un sueño suyo, que, en cierta ocasión, me había contado y, que desde entonces, aún yo reflexionaba a menudo sobre el. Hacia ya unos dos años, cuando lo tuvo, me había dicho: “...Sabes, creo que voy a morir ya pronto... tuve este sueño...”: “...Estoy con X y veía una jovencita que agitaba una flor en su mano... esperando que le dijera de que era (una rosa)... y entonces una voz me decía: ...”El rojo jitomate y el palpitante Eros tienen que unirse en Europa en Occidente...”.


El jitomate, me dijo, es lo que esta a punto de explotar, de estallar. En una ocasión un mexicano le dijo, extendiendo los dedos de la mano, que nunca dijera tomate, que dijera jitomate porque es el “ombligo”, que lo contiene, que lo sujeta. También me dijo que podría encontrar un paralelo de esto en el hexagrama del I Ching: “La plenitud”.


El rojo, es lo que me ha pasado a mí, y lo que le pasó a Marie-Louise, o a tu mujer, en México decimos “colorado”. Marie-Louise me dijo una vez que soñé algo “colorado” con el cristianismo, que era para que pudiera ver el lado bueno del cristianismo. Vds. son injustos, en mi opinión, aquí en Europa, con el cristianismo. ...¡Pero si tú siempre lo habías puesto verde en México!, le respondí, “...Si, allí fue algo diferente, pero tú no tienes que decir que es verde porque lo diga yo, sino porque tú lo hayas meditado...”

Le di las gracias por haberme enseñado a suspirar, a resollar, como él decía, y me respondió “...que no las merecía, porque eso era el cuerpo, la sabiduría del cuerpo, la sabiduría absoluta, perenne, del inconsciente, como la había llamado Jung. Yo fui con Vds. todos esos años para enseñarles a ponerse en contacto con ella, así que todo lo que me pagaron ya está bien pagado...”. Él siempre nos había insistido mucho, en el peligro de quedarse sólo en la parte intelectual y abstracta y no incluir la dimensión del sentimiento. En una ocasión, me había dicho, que a él, Marie-Louise, también le había enseñado a resollar. Entonces me vino a la memoria uno de mis primeros sueños, y de los que más me habían impresionado, “...estaba en una cabaña, en las montañas, con Marie-Louise, tumbado junto a ella, mientras me cuenta como Jung le enseñó a hacer algo con el vientre, con el cuerpo. En un momento determinado, me sucedía como una crisis de asfixia. Entonces ella me cogía con energía la cabeza y me sacudía con fuerza, como para ayudarme a liberarme de algo y para que pudiera aprender lo que a ella, le había enseñado Jung...”


Muy fatigado ya y tambaleándose le pregunté, si quería que lo tumbara pero me dijo que no, porque le daba miedo acostarse. Me senté a su lado y mientras recostado sobre mi, escuchaba latir mi corazón, me dijo: ¡Vámonos...! ¡Vámonos...!. ¿A dónde?, le pregunte. “A ninguna parte”... “Llama a Agnes”... y tras unos minutos de silencio exclamó: ¡Un Ajedrez!... ¡Un Ajedrez!...


Poco después señalaría con un dedo la silueta de un “Triángulo”, mientras pronunciaba con esfuerzo y con dificultad la palabra “Veinte”, y ya muy cansado, se quedó dormido.


José desde hacía tiempo me encomendó, que llegado este momento, no quería que se hiciera nada a su muerte, ni misas, ni funerales, ni esquelas, solo incinerarlo y llevar sus cenizas a México para depositarlas junto a las pirámides. Y me encomendó, que junto con su hija Agnes, nos hiciéramos cargo de la custodia de sus trabajos, más de veinte publicaciones en cuatro idiomas, así como, que enviáramos a Berlín sus trabajos y estudios sobre el antiguo México y muy especialmente nos encargó ocuparnos de su Diccionario de Náhuatl, con más de cien mil entradas, en cinco idiomas, que conforman un total de veinticuatro volúmenes, sobre el que dijo Dieter Baumann, que era un trabajo sin igual y que sería sin duda una obra que perduraría durante centurias. José me dijo, que su trabajo no había sido reconocido, pero sí por Marie-Louise quien le dijo, en una ocasión, que él no se podía imaginar la importancia de los trabajos que él había realizado, y, especialmente, el de Número y Eros. También, le gustaba contar que en cierta ocasión, que fueron a pedirle informes a ella, de un departamento del gobierno Suizo, para otorgarle la nacionalidad a José, cuando a ella le preguntaron si creía que él, tendría éxito en sus investigaciones, entonces les respondió que, “...eran tan inteligentes que, quizá, sólo después de cien años serían reconocidas...”


Al día siguiente, cuando le llamé por teléfono desde España, ya fue la última vez que hablamos, le encontré con una mayor dificultad para articular las palabras, le pregunté como se encontraba y respondiendo con su habitual sentido del humor: “...Más puesto que un calcetín...”, al igual que durante los días atrás, cuando pese a su difícil situación, no había dejado de bromear con nosotros.


Cuatro días después, se abriría para él, la misteriosa fenestra aeternitatis y ya nos dejaría para siempre, pero durante ese tiempo se fueron reuniendo, a su alrededor, sus seres más queridos, a los que él tanto quiso, y también, por los que tanto había sufrido.


No me cabe ninguna duda, de que José Zavala, ha sido un hombre honesto, integro y autentico y con su amistad, sus enseñanzas y su ejemplo, ha afirmado mi fe en la vida y en su misterio. También puedo ver cómo, cuantas personas le conocieron o trabajaron con él, manifiestan su profundo afecto, respeto y consideración por esta personalidad de tan relevante humanidad y que con tanta humildad estuvo compartiendo su vida con nosotros. Con toda certeza, tiene de sobra merecido el descanso del guerrero, y como en sus versos preferidos de Enrique V: ¡...Que la Musa de Fuego, que asciende, lo lleve con ella, hasta el brillante Cielo de la Invención...”!

Valencia del 2 al 13 de mayo de 2006

ENCOUNTER WITH JOSÉ ZAVALA LAST REFLECTIONS.



 
Rafael Monzó
Translated for Marta S. Peréz


I started this writing after the trip to Zürich I made when I received the disturbing news concerning our dear friend José Zavala’s worsened state of health. Being aware these would be no doubt his last hours or days, I went there with Andrés, very hastily, in order to see him off. Our meeting has been to me a very deep and moving experience, full of wisdom. José proved to be a really humble, honest and authentic human being.

During my trip I remained thinking over the question I had made to the I Ching concerning the meaning his illness could have for me. The answer was hexagram No. 30, The Clinging, Fire. There it was said:

“To the superior man it makes no difference whether death comes early or late. He cultivates himself, awaits his allotted time, and in this way secures his fate.”

Having arrived at the hospital, his friend Annemarie told us he had spent a very bad night, and at 9.00 a.m. she thought he had passed away, but he slowly recovered. When we entered his room he stood up with difficulty, trying to step and afterwards in front of us, silently, he sat at the edge of the bed and started writing some lines in his notebook of active imagination. Then he showed us some of its pages, where he had translated some verses of Shakespeare’s “Henry V” to the náhuatl.

It was a wide, peaceful room full of light where he was in, and it had a very impressive view of the city, crowned by the Alps, at the University Hospital, the E.T.H., just where years before C. G. Jung had given his lessons on Psychology, but José let us know that there he felt imprisoned, so far away from his little apartment, at the Winterthurerstr. 651, which he so much missed then, where he had left all his works, his books and his remembrances, and where, as he told us then, he wished to return.

There, at the hospital, beside his notebook of active imagination, he also had the I Ching and Shakespeare’s plays, whose “Coriolanus” had been reading. He said in this drama lied in all its extent the mother complex. This was the play he had meant to see next summer, in London, with his daughter Agnes. He also had next to him “Hall Ar-rumuz”, the book Marie-Louise von Franz had written during her long-lasting illness, and which he then gave to me, drawing my attention to a page and telling me that one could find out there the key to the reconciliation between Christianity and Islam.

He showed himself interested in the activity of our group of Valencia, and asked us what were we dealing with, and felt glad when he was told we were again working on García Lorca’s poem: “A las cinco de la tarde”. After that it seemed to me a synchronicity the fact that during the last meeting of our group in Valencia, being José absent, Ana brought us the verse “un niño trae la blanca sábana” , and interpreted it as the prelude of a death, which in the poem had a negative connotation, but instead of that, José here in the hospital was compensating in a positive way that attitude that is reluctant to see and confront suffering consciously.

Several times these last four years he had told me his dreams and active imaginations had been announcing and bringing him images of death. So he had been getting ready for that from then on. Once he told me he had heard, in a dream, a woman’s voice asking him …“if he felt satisfied for what he had done during his life”, … and he answered, …“Yes!”. Another time the same voice asked him …“when he would like to die”… and then he replied: …“Whenever I’d seen all the plays by Shakespeare!”… And after having said this, he told me with a smile he was still short of two of them. Another time he also told me he was aware he would be dying soon, for he had recently felt very happy and had had very gratifying dreams, such as this one: “…her daughter was coming with her friend and had him eat many delicious things…”. But he also was aware it wouldn’t be easy, because once he had said to me that he would need a lot of energy to die, and it would be very difficult. I remember another occasion when he told me that Marie-Louise had advised him to imagine how it would be the other side, for, the moment arrived, this would be of great help, and he added that he could see there that he was meeting with her, and she brought him to Jung and then the three had a meeting with Lawrence Olivier, his favorite actor.

He said the Self brought the problems in order to be confronted, and I was sure José was now fully aware of his face to face with death. Later on he told me in two occasions hat some days ago, in spite of his enormous suffering, he did not want to be put a lethal injection, he said it would have been a pity to do it, for he did not want to go to the clouds, he did not want to escape, but wanted to stay on earth. So he proved to be consciously accepting his fear, his suffering and his pain, facing death with courage and dignity.

Later in the morning arrived to the room Dieter Baumann, Fiamma and an Italian couple who were acquaintances of them and who were very interested in old Mexico. Dieter had told them they had to go to Zürich in order to meet a true Mexican man. José was very kind to everyone, and we all had an agreeable talk.

Alone with him again, José asked me if I wanted to work, and with his emaciated look, lean, long hair, half-lying in the Mexican way, he looked like a true chaman, striving till the last moment to bring a message from the Self, and so in such difficult circumstances we had our last but one analysis meeting.

He asked me, such as he always used to, how I was getting on, how my children and my wife were, and if I had had any image… And I started telling him a dream I recently had with him and Marie-Louise…

While being interested in my wife and her illness, he also asked me to tell her how “chingado” he was, and the fear he had, if this could possibly help her, but also asked her not to forget she had to learn something from all that was happening to her.

He also spoke about inner truth, and told me it was the only truth he knew. But it was so difficult to enter the unconscious and see clearly what it expected from us. So I remembered his once and again reiterated questions in front of life tests: What is there behind an emotion? How does it affect me? How am I going to survive to it? What is its meaning for me? What does the Self expects from us?

When he told me he felt a lot of fear, panic in this situation, I asked him how it could be that he, who had been waiting this moment for such a long time, could have now these feelings? He replied me he couldn’t help it…People think that if they did Psychology they would not have to go through this...” He told me he did not want to escape neither anguish nor suffering… He had told me once and again Marie-Louise had taught him to jump into pain.

Once he told me one of his most beloved remembrances was the letter Marie-Louise von Franz had sent to him in 1970, a letter, he said, some day had to be published. There she asked him to enter analysis and work with her. Their relationship would become closer, and would last almost 30 years. He also kept from her a metal fruit-plate and an Etruscan owl she had left him when she died. He considered Marie-Louise had integrated Eros in her own life, she was pure experience, and he called her “The Millenium Woman”. He said: “If I have well understood Marie-Louise, psychology is to be felt in the body, it is 90 per cent feeling…” and he told us more than once a dream she had told him, “where there was a world catastrophe, and many people died, but not everybody, and her head was cut off…” Marie-Louise interpreted it as the “sacrificium intellectus”, and the fact was that she had to suffer what the others did not want to, for a chaman’s secret is to suffer consciously, and the true chaman, he said, is whoever puts each of us in contact with the own inner truth, that’s why he said she was wonderful, for in a single sentence she could give you the work of all your life!

“Remo Roth is right…” he said, “…Jung is a Dorneus, whom another Jung, not until, 200 years ahead, will come and will re-discover him…” and we, Jungians nowadays, we are like old Christians in the cathacombs. He said Jung was a man such as Marie-Louise thought him to be, a man like those who only appear after a period of 4000 years. But the fact that a man and a woman could appear at the same time, it was for José a most extraordinary synchronicity. Jung has left us a key, he said, but we have to make use of it, for he also had taught us everything he knew and everything he had learnt with Marie-Louise; now we had to take pains to introvert ourselves, trying to contact feeling, to develop symbolic thought and making creative work in order to be in contact with the Self, because from now on, he said, we had to follow the path alone, with only our inner Guide…

He had told us Marie-Louise’s illness was the price she had to pay for having entered so deeply into the unconscious, and I had him remember his having told us that Marie-Louise said to him she had acquired a lot of wisdom, however she would have preferred not to have passed through it, and she imagined it was “as if struggling with an Asiatic giant”. José agreed, though he added and emphasized the fact that she said that only after everything was over, after having confronted it… Then, I asked him if he could say something about his learning in his situation and with this suffering, and if he, such as Marie-Louise, could see the meaning and the reason why he had to suffer all this. José answered that in his case, among other things, it was because he had worked too much, excessively, having done it in a very intense and daring way. Daring, he told me, is the one who does everything with Mexican courage, with a bare chest, for Marie-Louise had taught him to struggle, he said, because he could never merely vegetate… And so his life had been; if he was wrong, he did not know, but he told me in spite of what he was passing through, he would have done the same, and in the same way, again. And in these moments he would go on struggling, so that he could go to Londres with Agnes to see “Coriolanus”.

Then José told me: “I think I have not understood, there are no symbols, no images coming up…I haven’t dreamt since a few days ago…But one must not wait, for it never comes!!!...” So, bewildered, I asked him: “And the transcendent function? And the “Deo conquedente?” and he replied: “We’ll see…we’ll see…”

Next morning, having arrived at the hospital, I found him a bit weaker, but in he same state of mind of the day before, and I asked him if he had had some image or symbol… He told me he had, but it was still missing one…

Very weak, but sitting up on the edge of the bed, holding up on a stick, staggering due to the effect of the medication, we returned to the work, and he again asked me: “Have you dreamt of anything?” And I began telling him a dream I had the night before .

We’d been talking for some time. I asked him if he had done everything in his creative work, but he replied that, after having finished the translation of “Number and Time”, which he had done for his love to Marie-Louise, he only had to write a few 50 lines about the subject of The Black Lady/Eros and Anthropos/trade”.

Later on I also asked him if he could amplify the symbols of a dream of his he had told me once about which I have been thinking since. When he had this dream, two years ago, he had said to me: “You see, I think I’m going to die soon… I had this dream:
…”I am with R. and see a young girl who is shaking a flower in her hand… waiting for me to say which sort of flower it was… and then a voice tells me… ‘The red jitomate and the palpitating Eros have to join together in Europe in the West’…”

The jitomate, he said, is what is about to explode, to burst, and a Mexican man told him once, stretching his fingers, he must not say tomate, but jitomate, for it is the “navel” containing it, holding it fast. He also told me I could find a parallel for this in the I Ching Hexagram: “Abundance”, No. 55.

“Red is what has happened to me, and what has happened to Marie-Louise, and to your wife; in Mexico we say “colorado”. Marie-Louise told me once I had dreamt of something ‘colorado’ about Christianity, that it was to see the good side of Christianity. To my mind you are unfair with Christianity here in Europe”. I replied, “But if you had always put it green in Mexico!” “Yes, he said, it was somewhat different, but you mustn’t say it’s green because I’m saying it, but because you have yourself thought on it!”

I thanked him for having taught me to sigh, to pant, as he used to say, and he replied that he “did not deserve my thankfulness, for it was the body, wisdom body, absolute, perennial wisdom of the unconscious, such as Jung called it. I went with all of you all these years in order to teach you how to contact that wisdom, so what you have payed me out is well payed…” He always had very much emphasized us the danger of remaining only on the intellectual and abstract side, and not to include feeling dimension. Once he told me Marie-Louise had also taught him to pant. Then I remembered one of my first dreams, which has most impressed me. “I am into a bungalow in the mountains with Marie-Louise, lying beside her, and she tells me how Jung has taught her to do something with the belly, with the body, and suddenly I am caught by a crisis of asphyxiation, and then she vigorously takes my head and shakes it hard as if helping me to deliver from something, so that I could learn what Jung has taught her…”

As he looked already very tired, and tottering, I asked him if he wanted me to lie him on bed, but he told me not, for he was fear of lying. So I sat down beside him and, leaning on me he remained for a while listening to the beat of my heart and told me: “Let’s go…! Let’s go…!” “Where…?”, I asked him. “Nowhere. Call Agnes!” and after some minutes of silence he exclaimed: “A chess…! A chess...!” Then, after a few moments, he draw with his finger a “triangle”, while making an effort to say with difficulty the word “Twenty”. Afterwards, feeling very tired, he fell asleep.

A long time ago José had commended me that, arriving this moment, he did not want anything done for his death, no requiem masses, no funerals, no obituary notes. He only wanted to be incinerated and his ashes be taken to Mexico, beside the Pyramids there. He also commended me that together with his daughter Agnes, we would take charge of his works, more than 20 editions in 4 languages, and also we would send to Berlin his works about Mexico and very especially he asked us to take care of his “Diccionario de Nahuatl”, which contains more than one hundred thousands words in five languages, making a sum total of 24 volumes, about which Dieter Baumann said it was a unique work that would last for centuries. José told me his work was not recognized, but it was by Marie-Louise, who said to him once that he couldn’t imagine the importance of his works, especially “Number and Eros”. He also told me she was once asked information about him by a Swiss Department in order to give him his nationality, and they wanted to know if she thought he would succeed in his searches, to what she replied that “…they were so intelligent that only after 100 years they would be recognized…”

Next day, when I phoned him from Spain, it was the last time we talked. I found him with more difficulty to articulate words. I asked him how he felt and he answered with his usual sense of humor: “…Más puesto que un calcetín…” [I am ready]. Such as some days ago, in spite of his difficult situation, he had been always joking with us.

After four days, the mysterious “fenestra aeternitatis” would open for him, and he would leave us for ever, but meanwhile his most beloved would gather around him, those he had so much loved and also for whom he had so much suffered.

It’s without question for me that José Zavala has been an honest, upright and authentic human being, and thanks to his friendship, his teachings and his example my faith in life and its mystery has asserted itself. I also could see those who have known him or have worked with him, expressing their deep affection, respect and consideration for such a relevant and human personality of his, and for his humble sharing his life with us. Most certainly he only too well deserves the warrior’s rest, and such as in his most favorite verses of “Henry V”: “Oh, for a Muse of fire, that would ascend / [might take him with her to] /The brightest heaven of invention!”


Valencia, 7 at 13 of May, 2006

UN SACRIFICIO AZTECA CONTEMPORANEO



Un Sacrificio Azteca Contemporáneo

Rafael Monzó



     Dos meses después de la muerte de José Zavala, recibí una carta desde Argentina de Marta S. Pérez, una antigua amiga a la que conocí por nuestro común interés en la psicología de C.G.Jung. Ella había traducido numerosos libros de psicología analítica y siempre me había mostrado su interés y consideración por José Zavala, así como por su obra. A lo largo del tiempo mantuvo relación con personas que conocieron a Jung, como H. Yehezkel Kluger, analista casado con Rivkah Schärf, que fue una de las más estimadas discípulas y colaboradoras de Jung, y también con su hija Nomi Kluger, y con Pablo Naeff, sobrino de Toni Wolff, quien desde los años de juventud fue amigo de Marie-Louise von Franz, y tuvo el privilegio de propiciar en cierta ocasión el primer encuentro que ella mantuvo con Jung, cuando este quiso reunirse durante una tarde en Bollingen con un grupo de jóvenes, para poder cambiar impresiones.

    En su carta relataba un sueño que había tenido durante esos días en el cual: “... estaba anocheciendo, me encontraba en un lugar desconocido, en un cruce de avenidas inmensas, anchísimas, por las que no pasa ningún vehículo, de algún modo yo observo la escena: llevan en andas a alguien que había estado enfermo, luego veo que se trata del Dr. Zavala, lo llevan en andas dos hombres. El Dr. Zavala dice algo así como que le han sacado el corazón... Algo se dice también sobre una mujer que participaba de ese como cortejo, era criada o algo parecido. Al hombre lo sacaban de algún lugar (¿Un hospital?, ¿Para llevarlo a ver un espectáculo? - no en el sentido de un show sino como de algo que se presencia, podría ser una representación teatral sacra, lo raro era que él estaba a la vez dentro de un ritual, pues lo llevaban en andas, y también lo iba a presenciar como si se tratase de otro - parece extraño, pero en el sueño era así). Yo también cruzo por esas avenidas inmensas y me fijo por si vienen vehículos pero no se ve ninguno, están desiertas. El Dr. Zavala tiene la camisa abierta, yo le miro el pecho esperando ver un hueco, pero se ve sólo la piel del pecho normal. En algún momento, también de forma extraña, el Dr. Zavala se fusiona con padre Amadeo, un monje trapense ya fallecido que conocimos y que había compartido, hacía algunos años, un tiempo con nosotros...”.

    Cuando ella despertó de su sueño, dijo que recordó inmediatamente la traducción que entonces estaba haciendo, del libro de José Zavala: El desarrollo psíquico en la antigua simbología mexicana[1], y que él mismo le había estado supervisando hasta que comenzó su enfermedad. Se trataba de la interpretación psicológica de un antiguo cántico mexicano, en cuyo texto José aludía muy extensamente al corazón que los mexicanos ofrecían en sacrificio para el orden del cosmos. Se hablaba de ello al inicio del cántico, en el verso: "La flor, mi corazón, se está abriendo...", por eso ella creyó que este sueño era realmente muy significativo. Allí él escribió que el corazón y la flor estaban íntimamente relacionados, y que para los antiguos mexicanos era el sacrificio del corazón el que permitía vivificar y poner en movimiento al sol en su curso celeste.

    La soñante en sus comentarios también me decía, que el fortalecimiento del sol y el dotarlo de vida y movimiento, gracias al sacrificio del corazón, hablaba de la acción de Eros, que es sacrificio y entrega devotos, y que de ese modo se acrecentaba y se vivificaba la conciencia. Esta imagen, le parecía anunciadora de esperanza para el ser humano, porque más allá del sentido personal de este sueño, le parecía vislumbrar también otra dimensión colectiva, y que ojalá que fuera así, pues en la actualidad estaban sucediendo en el mundo acontecimientos realmente terribles. También se acordó entonces de que en el simbolismo cristiano se encontraban los motivos del "Sagrado Corazón de Jesús" y del "Sagrado Corazón de María", y tanto la presencia del "padre Amadeo" como el carácter de la "procesión" que tenía lugar durante el sueño le sugerían que allí se aludía sin duda a un aspecto religioso.
    Poco después y de manera muy significativa entonces para mí, supe por medio de Agnes Zavala, que en 1964, siendo su padre actor y director del teatro universitario de Durango, él había llegado a representar el papel de Teyatzín en la obra del escritor mexicano Apolonio Pérez, la cual precisamente tenía por título, Sacrificio a los dioses.

    Conmovido por las circunstancias y el relato de este sueño, como era sabido que el corazón representaba el órgano más preciado que los aztecas podían ofrecer a sus dioses y que precisamente había sido el deseo expreso de José Zavala, que a su muerte, no se realizaran misas, ni funerales y que sus cenizas fueran llevadas a Teotihuacan, junto a las pirámides del Sol y de la Luna, quise nuevamente leer su libro y con gran sorpresa para mí, encontré que había escrito en la introducción refiriéndose a la antigua ciudad de Tenochtitlán, que esta llegaría a ser la ciudad más grande y mejor organizada del mundo en aquel entonces, y que también como en “el cruce de avenidas” de nuestro sueño, aquella ciudad estaba dividida “mediante dos grandes calles entrecruzadas”, que formaban cuatro distritos, conteniendo templos, palacios, escuelas de música y de estudios superiores, con bibliotecas e incluso con un gran jardín zoológico.

    Así mismo relataba en su trabajo, en cuanto a la actitud religiosa de aquellos ciudadanos, “que por la devoción con la que llevaban a cabo sus prácticas religiosas, y la atención que dispensaban a sus dioses, los antiguos mexicanos serían envidiados por los tercos inquisidores. En nombre del cristianismo todo fue destruido brutal, atrozmente y con una crueldad que dejó en las sombras el horror de los sacrificios humanos. Pero el deflujo mexicano de los dioses no se detuvo en absoluto por eso, el calendario llamado Tonalamatl fue y sigue siendo tenido en cuenta una y otra vez para el cálculo del tiempo hasta el día de hoy. Las fiestas son celebradas una y otra vez y los textos entonados y recitados aún con la misma devoción, pero sin la pompa de aquellos tiempos, al igual que también la fiesta de Atamulcualitzli se sigue aún celebrando siempre con sencillez en las cadenas montañosas mexicanas”.

    En el prefacio que Marie-Louise von Franz le escribió para este libro, ella diría que “el Cántico Religioso que comenta el Dr. Zavala, penetra iluminando los profundos trasfondos de la cultura primordial mexicana y que en ninguna parte, él había herido con una interpretación racional, su secreto del acontecer de la imagen primordial, el motivo de las nupcias sagradas, aquél que representa en todas las grandes religiones un secreto último, un arquetipo, cuya activación en la vida del individuo tiene consecuencia curativa, el devenir entero y la solución de conflictos”.

    También él había escrito en la introducción de esta interpretación psicológica del Canto Mexicano, que, “se hace visible que el accionar religioso de los hombres, les permite una confrontación con los contenidos del inconsciente, y a través de esto llevar a cabo el proceso de individuación. El cántico interpretado, es así un testimonio antiguo de la confrontación con los poderes del inconsciente, tal como era necesario para los hombres de todos los tiempos, y tanto más lo es hoy, pues el hombre actual se encuentra amenazado por la perdida del alma, o la ha perdido ya y debe buscarla nuevamente. Es el mérito de C. G. Jung, el habernos forjado y regalado la llave que abre las puertas del inconsciente a la comprensión científica, humana y práctica. De ese modo es posible abrir al hombre de hoy hasta cierto punto el sentido de un texto tan oscuro y revuelto, y producir una comprensión aún más profunda entre los hombres de dos culturas tan diferentes: la europea y la mexicana”.

    Por eso, a mi modo de ver, no deja de ser de gran significación que precisamente en la lisis del sueño que comentamos, aparezca José Zavala fusionándose con un monje trapense norteamericano, que vivió de manera individual y abierta su propia vocación religiosa y que había mantenido una actitud crítica con su comunidad. Él con sus propias manos erigió una ermita de piedra cerca de su monasterio, y también tendría amistad con Alan Watts, filósofo y teólogo, experto en religiones comparadas, a quien conoció en un encuentro al que ambos acudieron. Durante el tiempo que permaneció el padre Amadeo con la soñante y otros compañeros, él les obsequió con una pequeña sirena de piedra que había esculpido y que aún permanece en un pequeño estanque del jardín. En un trabajo desarrollado por Iolanda Stocchi[2], ella interpretaba este motivo simbólico de la sirena como una tentativa de encarnación y redención del principio femenino y del Eros, que es aquel principio que permite poner en relación y unir a los opuestos. Fue como es sabido uno de los grandes aportes de Jung y Marie-Louise von Franz, el haber puesto precisamente el acento en la necesidad de la rehabilitación de la función del sentimiento, el principio femenino y del Eros en nuestro tiempo.

    Esta dimensión vinculada al mundo de los afectos y la vivencia interior así como los motivos de la flor y del corazón, que aparecían en el cántico, me hicieron recordar entonces, cuando dos años antes de su muerte, José Zavala me dijo en una ocasión: “...sabes, creo que ya me voy a morir pronto... tuve este sueño: “...estoy con X y veía en un camino, una jovencita que agitaba una flor en su mano... esperando que le dijera que era una rosa... y entonces de pronto, se escucho una voz que decía: ...”El rojo jitomate y el palpitante Eros tienen que unirse en Europa en Occidente”...”.

  Enseguida relacioné su sueño con lo que había escribió Marie-Louise von Franz al final de su articulo, La rehabilitación de la función del sentimiento por C.G.Jung en nuestra civilización contemporánea,[3] decía que “frente al infantil amor cristiano al prójimo, debemos volvernos a él como a un amor humano general en “un nivel más elevado”. ¿Cómo sería esto más o menos?, Jung lo llama: “una nueva forma de Eros (amor), que tiene una acción totalizadora, curativa y es la irradiación de una personalidad individuada.”[4]

“Este Eros es además un principio femenino reconocido[5]. Esta forma de amor es­tuvo simbolizada en la tradición alquimista por una extraña imagen: con la sangre de co­lor rosado, que exuda de la piedra de los sabios u “homo putíssimus” y cura a todos los hombres. Homo putissimus significa el hombre más exudado o el más genuino (no mezclado), en contraposición a Cristo el homo purisimus, el hombre más puro[6]. Él es un hombre que conoce todo lo humano y no es falseado por ninguna influencia ni mezcla ajena. Él liberará al mundo del mal al final de los tiempos mediante su sangre color de rosa. Esta simboliza cierta clase de Eros, que unifica tanto al uno como a los mu­chos, y  vuelve total al individuo así como la multitud, y con el cual tiene que compensar la falta de sentimiento de nuestra época, una forma de amor que está ligada con un más elevado autoconocimiento y visión interior. El que hasta aquí fuera amor cristiano era demasiado ciego y sin visión interior, por él puede explicarse hasta la Inquisición. “Cuanto más ciego es el amor", dice Jung,[7] tanto más instintivo e impulsivo es, y lleva a consecuencias destructivas, pues es una dynamis que necesita forma y orientación". Para su utilización correcta necesita por eso una con­ciencia ampliada y un punto de vista más elevado, pues un hombre inconsciente es ex­traviado por sus proyecciones y no puede por eso ver al otro en absoluto ni amarlo co­mo es. “

     Marie-Louise von Franz finalizaba su escrito diciendo, “Jung vio su propia tarea en el mejoramiento del individuo, lo que precisamente no da resultado sin una relación de sentimiento, personal y única. Quizás él entre más tarde alguna vez en la historia, como aquel caballero perseguido que volvió a traer a la sociedad la desaparecida copa del Grial, el principio femenino del Eros, es decir, como aquel "homo putissimus" de la Alquimia, que rezumaba una sangre color de rosa una nueva forma de amor curativa y totalizadora, la que no pudo neutralizar el par de opuestos recientemente llamados colectivo-individuo, pero que sin embargo pudo trascenderlos.”

     El color rojo se asocia tradicionalmente con la emoción y la pasión. En  México, me dijo José Zavala, se usaba el término “colorado” para referirse a algunas situaciones o vivencias dolorosas y dramáticas, o a los difíciles momentos de conflicto y sufrimiento que a todos en ocasiones nos toca experimentar en la vida. También a veces llegamos a sentirnos inundados y desbordados por poderosas emociones que surgen autónomamente, y ante las cuales nuestro yo resulta arrastrado incapaz de confrontar y soportar la tensión de opuestos o los contenidos psíquicos que allí se expresan, sin alcanzar a ver el sentido individual que se oculta tras ellos.

     Con relación al jitomate me dijo, que en una ocasión un mexicano le explicó mientras extendía los dedos de la mano, que nunca dijera “sólo” tomate, que tenía que decir siempre jitomate, porque el prefijo ji, alude al “ombligo”, aquello que lo contiene y que lo sujeta para que no estalle, porque tomate en náhuatl se refiere a algo que esta a punto de explotar.

    De una forma concretista se puede ver esto en una ciudad próxima a Valencia llamada Buñol, en donde un peculiar festejo a adquirido en los últimos años, una inusitada popularidad incluso internacional, porque de forma espontánea allí se viene celebrando anualmente lo que se denomina “La Tomatína”, que consiste en la entrada al centro de la población, de camiones que descargan toneladas de tomates para que durante unas horas, pueda tener lugar allí una autentica batalla campal entre los miles de asistentes, quienes se lanzan los tomates unos a otros y los hacen estallar, en un frenético clima emocional de exaltada alegría y regocijo.

    También José Zavala me comentó que se podía encontrar un paralelo de este motivo, en el hexagrama del I Ching: La Plenitud. Donde se dice que el trueno y el rayo son la imagen de la plenitud, que alude a un estado extraordinario de plenitud, pero a toda plenitud le sigue un vacío, a todo crecimiento un decrecimiento, y ante este devenir, se explica allí, que solo existe un medio destinado a obtener bases firmes en épocas de grandeza, y éste sería la expansión espiritual. “Únicamente cuando se logra atraer a círculos de gente cada vez más amplios para introducirlos en la plenitud, podrá de esta manera durar, pues únicamente así mientras se prolongue de este modo, podrá continuar el movimiento sin caer en su contrario”.

    Desde un punto de vista psicológico se podría decir pues, que confrontar y contener conscientemente esas poderosas emociones que están a punto de estallar y que surgen autónomamente, conduce al desarrollo espiritual, lo que es lo mismo al desarrollo de la conciencia individual y colectiva. Así pues el mensaje que propone el inconsciente a través de este sueño podría indicar que para el desarrollo psíquico, representa una necesidad el que nos podamos poner en contacto conscientemente con las emociones, porque la tendencia y el impulso natural es, o bien de identificarse con ellas o por el contrario reprimirlas o racionalizarlas, pero si damos un paso más allá y somos capaces de legar a relacionarnos conscientemente con ellas, lo que se hace posible si incluimos el principio del Eros, que es el principio de relación, entonces conteniendo las emociones y confrontándolas conscientemente, es posible - Deo concedente - ver quizás la imagen, el símbolo que se encuentra tras ellas y que nos puede permitir entonces hacer un puente que nos acerque hacia el sentido individual, y desde el punto de vista psicológico avanzar en el proceso de individuación que es la meta de la evolución psíquica.

    Jung mismo nos cuenta en sus memorias, cómo de una forma similar, durante la crisis personal que sufrió tras su separación de Freud, él desarrolló de una manera espontánea lo que después denominaría como la activa imaginación, y todo aquel flujo de imágenes y vivencias que tras aquellos intensos estados emocionales fueron emergiendo en aquel periodo, darían luego lugar a su conocido Libro Rojo[8]. Allí se pudo expresar el contenido de todo lo que sería a partir de entonces el trabajo de su vida y que así mismo le permitió acercarse a su propio mito personal.

     La misteriosa voz del sueño alude al “Eros palpitante”, y esto lo encontramos relacionado con el motivo del corazón, todos hemos sentido esos latidos de vida, cuando para bien o para mal nos hemos visto sorprendidos y conmovidos por intensas emociones. Jung en su Seminario de Sueños[9], se referirá al corazón, como al lugar de la vida y también como un símbolo de las emociones: “los indios pueblo dicen que ellos piensan con su corazón, ellos creen que el hombre blanco está loco porque piensa con su cabeza. Los negros a menudo dicen que piensan con el estomago. En la medida que el hombre es más civilizado el pensamiento se sitúa en la cabeza. Se reduce todo al pensamiento racional, el intelecto se identifica con él y se vuelve unilateral, pero las ideas “mecanicistas” son un prejuicio de nuestra mente racional. Un hombre deja de vivir cuando vive sólo por ideas racionales. Cuesta un gran esfuerzo y tiempo podernos librar de esto y regresar al corazón humano”.

     Jung como en tantas otras cosas, fue también en esto pionero, porque no ha sido sino hasta ahora, en nuestra actualidad, cuando la neurociencia ha reconocido finalmente la importancia en plano de igualdad de los procesos racionales, con las emociones y los sentimientos, que éstos tienen incluso un peso más importante en nuestra identidad, nuestro comportamiento y nuestra salud. Ahora hasta se habla ya coloquialmente de la llamada inteligencia emocional. 

    También con relación a ese lenguaje de las emociones y del corazón, expresado a través de las vivencias y opuesto al pensamiento racional y abstracto que de una forma unilateral ha predominado en Europa en Occidente, me vino a la memoria, la referencia que Marie-Louise von Franz hiciera en tres de sus escritos[10], sobre un sueño que tuvo José Zavala. Allí Marie-Louis decía: “Recuerdo el caso peculiar e impresionante de un mexicano, católico y culto. Aunque desde un principio me resultó simpático, me sentía incomoda con respecto a él, porque no conseguía entenderle y sospechaba, al mismo tiempo, que tampoco él sabía qué hacer con lo que yo decía. Luego, de repente y sin ningún nexo aparente con su vida exterior, tuvo este sueño: ... “En la oquedad de un árbol había una obsidiana muy grande. De repente ésta cobró vida, saltó del árbol y comenzó a rodar por el suelo de manera amenazadora hacia el soñador. Él se asustó mucho y echó a correr para salvarse. El soñador encontró luego a un par de trabajadores que habían cavado un hoyo cuadrado en la tierra. Éstos le gritaron que se metiera dentro y se quedara quieto. El soñador lo hizo y entonces la obsidiana comenzó a encogerse cada vez más hasta tal punto que se redujo al tamaño de un puño, poniéndose dócilmente a los pies del soñante...”.

     Cuando escuchó este sueño, dijo que ella exclamó sin querer: “!Pero, Dios mío!. ¿Qué tiene que ver usted con Tezcatlipoca?“. Por casualidad sabía que la obsidiana era el principal símbolo de esta antigua divinidad azteca. Así descubrí que el soñador era por ¾ partes azteca, lo que hasta el momento nunca había revelado, puesto que en México aún existen prejuicios raciales. Ahora sabía por qué nuestra comunicación y reciproca comprensión eran tan difíciles: los amerindios piensan de manera mitológico-metafórica y por tanto con el corazón, y nuestro pensamiento racional y abstracto les resulta completamente ajeno. Entonces me adapté y comenzamos así a entendernos. Este sueño abrió una profunda herida en el soñador y afloró a la superficie no sólo un profundo dolor y rencor por las atrocidades llevadas a cabo por el seudo “cristiano” Cortés y su banda de aventureros codiciosos de oro, sino también un ardiente interés por las antiguas divinidades aztecas. Así este hombre reencontró sus raíces y comenzó en modo creativo a trabajar con antiguos textos aztecas. Su neurosis se curó y él fue transformándose cada vez más en si mismo. Ahora podía comprender mucho mejor también las verdades cristianas, o sea verlas en su paralelismo arquetípico con los mitos religiosos aztecas. Aunque los delitos de Cortés se remontan a más de 400 años, este hecho histórico se escondía en modo directo detrás de aquella desorientación del alma que vivía el soñador y por la cual él se había sometido a análisis. La imagen divina arquetípica todavía viva, el dios Tezcatlipoca, estaba  verdaderamente, y no de forma simbólica, persiguiéndolo y ahora que le hacía frente y se relacionaba con él, era capaz de encontrar el contacto con las almas de sus antepasados y con sus raíces culturales y religiosas”.

   No cabe duda de que José Zavala conocía el lenguaje del corazón, por eso era tan profundo, y al mismo tiempo por ello no sería comprendido por muchos. No deja de ser una gran paradoja, que después de tantos años, ha tenido que ser precisamente un mexicano, quien viniera a enseñarnos el lenguaje del alma, la psicología, precisamente a nosotros los españoles. Él llevó a cabo un enorme trabajo creativo y sus numerosos escritos trataron sobre las más variadas materias, destacando sus investigaciones sobre la vida religiosa, en relación con el antiguo México, al que hizo más compresible a los europeos. Entre todos sus trabajos es de destacar especialmente su Diccionario de Terminos Náhuatl, con miles de entradas, en cinco idiomas, que conforman un total de veinticuatro volúmenes, sobre el que dijo Dieter Baumann, que éste era un trabajo sin igual y que sería una obra que perduraría durante centurias. José Zavala sabía que su trabajo no había sido reconocido, pero sí lo fue para Marie-Louise von Franz quien en una ocasión le diría, que él no se podía imaginar la importancia que en un futuro tendrían sus investigaciones y en especial, aquellas que realizó sobre la dimensión arquetípica de los números y el Eros, en relación con el fenómeno de la sincronicidad.[11]

      Dieter Baumann durante el primer encuentro que realizamos después de la muerte de José Zavala[12], comparó el esfuerzo creativo que José había hecho durante su vida, con el propio compromiso que Jung realizó con su destino personal, y así mismo continuaría refiriéndose intuitivamente y en paralelo, sin conocer las opiniones que en esta misma dirección había tenido también Marie-Louis von Franz, al respecto de que José Zavala con su propio sacrificio en su esfuerzo creativo, había dado su energía a los Dioses Mexicanos, y había ayudado como en los ritos antiguos a que volviera a surgir el sol cada mañana, como un símbolo de la conciencia de los individuos y de la humanidad. 

     Nos dijo que Jung había considerado el Fausto de Goethe como una obra inacabada, y que la propia vida de Jung fue, como si hubiera sido una penitencia por Fausto. Muy interesado por esta cuestión del destino personal de Jung en relación con un mito de nuestra cultura, y en paralelo con el esfuerzo creativo de José Zavala en relación a su vez con los mitos mexicanos, busqué los propios comentarios que al respecto Jung mismo había realizado en su libro Recuerdos, sueños y pensamientos[13], allí decía que “cuando llevo a cabo su experimento de penetrar en la senda insegura que conducía a las profundidades del inconsciente, pensó en las palabras de Goethe: “... atrévete a abrir las puertas ante las cuales todos prefieren pasar de largo...”. Aquel drama expresado en el antagonismo entre el espíritu y la materia a través de Fausto y Mefistófeles, decía que expresaba su propio destino y Goethe con esta obra había dado repuesta a las cuestiones de la época. Pero Jung censuraba la solución definitiva del libro y sentía como si él mimo hubiera tomado parte del trágico desenlace de Filemon y Baucis, sintiéndose en la responsabilidad de expiar esa culpa o evitar su repetición y así nos dice que él vinculó en su obra conscientemente “ lo que Fausto dejó pasar por alto: el respeto a los eternos derechos humanos, el aprecio de lo antiguo y la continuidad de la cultura y de la hitoria del espíritu”.

     En el drama de Fausto, la pareja de ancianos Filemon y Baucis, que en una época atea eran los únicos que todavía daban culto a los dioses, morirían en su casa destruida por el fuego, a causa de la ambición de su vecino Fausto, que en la extrema vejez, anhelaba aquel paraje para su residencia desde donde poder divisar la amplitud de sus enormes propiedades. Dieter Baumann mencionaba en su comentario que “sería necesario superar la actitud colectiva “fáustica” que lleva al fin del mundo (la conquista de la naturaleza, la destrucción de la materia, la sobrepoblación, la globalización...). Así la vida de Jung como individuo, había sido la contraria de esa actitud y también al mismo tiempo una compensación de esa actitud “fáustica” generalizada. La consideración de estos valores del Eros, son demasiado pequeños para muchos, y el espíritu de conquista muy grande. Pero el problema del poder, se aminora cuando uno es profundo en una reflexión”. José Zavala, diría Dieter Baumann, “había sido un individuo que hizo todos sus trabajos sin una actitud mercenaria y con un carácter modesto. Él había realizado muchas investigaciones con el Calendario Mexicano, el I Ching, y con el espíritu de Eros, ese principio que Marie-Louise von Franz decía que estaba más en relación con el fenómeno de la sincronicidad, así como la causalidad lo estaba en relación con el Logos. La sincronicidad expresa el “espíritu del momento” y los mexicanos habían alcanzado una gran precisión con su calendario, pero también ellos tuvieron una religión del miedo, hacían las “guerras de las flores” para coger prisioneros y sacrificarlos, porque si no hacían esto, el tiempo se detendría”.

     Jung, se refirió en su libro de memorias[14] a su encuentro con Lago de Montaña, un jefe de los indios Pueblo de Nuevo México, quien le contó, que su religión ayudaba al sol a mantener la vida. Más tarde de manera imprevista y prodigiosa, también Dieter Baumann lo llegaría a conocer a él personalmente en su primer viaje de conferencias que realizó por Estados Unidos. “Nosotros somos un pueblo, que vive en el techo del mundo”, le reveló Lago de Montaña a Jung, “somos los hijos del padre sol, y con nuestra religión ayudamos diariamente a nuestro padre a recorrer el cielo. No lo hacemos solo por nosotros, sino para todo el mundo. Si no pudiéramos ejercer más nuestra religión, no saldría el sol ya más en diez años. Entonces sería siempre de noche”. Al escuchar estas palabras dice Jung, “que comprendió en qué consistía la “dignidad”, la serena naturalidad del individuo: es el hijo del sol, su vida tiene un sentido cosmológico, ayuda a su padre y mantenedor de toda vida, en su salida y ocaso diarios”.

     Dieter Baumann también nos citó en aquella ocasión el relato de que en el pasado “unos indios en EE.UU., seguían al sol para darle la fuerza y que de esta manera este pudiera así renacer cada día. ¡Qué puede existir más digno que ser responsable de la continuidad del sol, del consciente y de la vida!”, nos decía. “Ellos celebraban unas “carreras”, en las que semidesnudos se pegaban en el cuerpo plumones de águila, que es la única ave de la que se dice que capaz de volar y mirar al sol, y pensaban que esas plumas que se iban desprendiendo con el esfuerzo sobrehumano que realizaban corriendo, transportaban las fuerzas de su frenética carrera hasta el mismo sol”. Desde el punto de vista psicológico nos decía, “esta era una forma más elevada, más desarrollada, y menos primitiva que aquella que representaron los sacrificios humanos, y que practicaban los aztecas, de esta otra manera también se le daba la propia energía al Dios, pero esto se realizaba mediante el propio sacrificio. De la misma manera José Zavala había continuado este proceso en su propia vida, él había dado la energía a los Dioses Mexicanos, él había reflexionado, había ayudado así a hacer un puente entre el antiguo México y Europa, había hecho una búsqueda sobre el sentido psicológico de sus mitos y lo que significan en la vida de cada uno.¡Esto es lo que necesita nuestra civilización!”, nos dijo.
     Terminaba su comentario aludiendo a que en Europa los países mediterráneos no habían conocido la Reforma, y por eso los protestantes allí fueron considerados como herejes. “Pero la Reforma que por un lado había permitido una relación más directa con la divinidad, sin la necesidad de tener que disponer de intermediarios, sin embargo para Jung, ellos se habían quedado a medio camino, porque solo “protestaron”, la continuación era la psicología, y también él consideró que no solo existía un Dios en el Cielo, sino que había además un Dios interior, pero que precisamente este no era “solamente bueno”, como así se pensaba en el Cristianismo”.

     Este ámbito de la espontánea vivencia interior religiosa sitúa al individuo en el centro y en el lugar primordial. Sería el destino personal de José Zavala tomar este camino de la psicología y de lo que podría denominarse como una religión interior. Así también en el sueño que nos ocupa, encontraremos resaltada de esta manera su presencia, él mismo se encuentra en un cruce de inmensas avenidas y es llevado en andas por dos hombres, como para participar en un acto sacro. También se dicen el sueño que había estado enfermo, y precisamente esta es una de las características primordiales del médico que antes tiene que curarse a sí mismo, así como en la tradición chamanica es también habitual que sea una enfermedad la que pueda llegar a ser el signo de su elección, y solo después de haber podido superar ese doloroso trance será entonces cuando ya pueda, como el analista contemporáneo traducir el mensaje del inconsciente, aquel que es capaz de traer la curación y de orientar hacia el orden y el sentido.

 Desde un punto de vista psicológico en el varón, es el arquetipo del anima o el del viejo sabio aquel que cumple esta función de guía, y así también en el sueño vamos a encontrarnos con la compañía de esta figura, de una mujer servidora que participa en el cortejo. De todos es bien conocida la presencia de Beatriz en La Divina Comedia en donde ella se muestra al servicio del Sí-mismo, guiando y conduciendo a Dante en su viaje interior.

     El sueño trascurre en un cruce de avenidas, al igual que aquellas que se encontraban en Tenochtitlán, donde se alzan las pirámides del sol y de la luna. En la antigüedad los griegos alzaban en los cruces de caminos las hermas, unos monolitos de piedra que representaban al dios de la revelación Hermes como guía de caminos, y luego también lo fue para los romanos el ambivalente dios viajero Hermes-Mercurio, el cual sería considerado como una representación del Espíritu Individuationis por Jung. Precisamente en la antigua religión mexicana encontraremos un paralelo de esta figura arquetípica en Tezcatlipoca, la cual como vimos antes estaría muy presente en la vida de José Zavala.

     Con relación a este valor primordial del individuo y a la psicología como vocación, en una entrevista que le hicieron a Dieter Baumann en 1998[15], en la que hablaba de sus recuerdos familiares y de la vitalidad creativa de los pequeños grupos de investigación, dedicados a la psicología analítica, decía que Jung, “estimulaba a todo aquel que quería seguir un camino propio creativo, y le daba alegría estimular a otros a tener el valor de continuar el propio camino de individuación”. Allí continuaba diciendo “que cuanto más uno se desarrolla en su creatividad, menos necesidad tiene de empezar a influenciar a los demás, y mucho menos de oficializar el camino que uno ha hecho”. Después se refería a un comentario de Jung, al respecto de que la gente se divierte jugando juntos “al pastor y sus ovejas”, lo cual no tiene nada que ver con el Hombre Interior. Todos los institutos y escuelas psicológicas tienen el merito de difundir, de hacer puentes, pero cuando desarrollan una ideología pueden caer en el dogmatismo”, y decía que ellos en Suiza desde 1981, tenían un grupo informal de amigos, fundado por Marie-Louise von Franz y otros que habían dado su estimulo. “No tenemos ninguna estructura ni presidente, solamente nos reunimos y cualquiera de nosotros presenta un trabajo que ha escrito o alguna investigación que está realizando y luego lo discutimos entre todos. También en Italia, España y Estados Unidos se formaron grupos junguianos vitales y profundamente estudiosos, que no están aceptados por la Sociedad Internacional, por lo que para las personas que tienen ambición, no son estos grupos interesantes, porque parecen demasiado caóticos para ellos, sin embargo, son muy inquietos y creativos e investigan, crean y se autogestionan, sin las pretensiones de poder de las grandes instituciones “hiperorganizadas”, que no permiten el desarrollo “individual”, ni dejan espacio para el Eros.” En este sentido Dieter Baumann me dijo en una ocasión, que él pensaba que la generación a la que pertenecía quizás fuera la última de únicamente analistas profesionales, porque creía que en el futuro podría llegar a ser como “los curas obreros”, que trabajan por su propia individuación, pero también al mismo tiempo, trabajan con otros y como los otros.

     Esta sería también la actitud de José Zavala, quien durante décadas coordinaría uno de esos grupos en España, y fue en esta dirección del desarrollo del consciente colectivo de la humanidad a través del proceso psicológico individual, donde él, también nos alentaba a participar, “porque la naturaleza misma arquetípica de nuestro tiempo de crisis nos obliga a ello. Tal vez, nosotros que intentamos salvaguardar la psicología junguiana, podamos realizar en nosotros mismos psicológicamente el sentido de nuestro tiempo y actuar en consecuencia. Tal vez fuera posible para nosotros soportar el sufrimiento que la tensión de los opuestos y la relativización del mal llevan consigo”.   

     También con relación con este tema central del valor del individuo y el desarrollo de la consciencia, en cierta ocasión José Zavala presentó en Ravena una conferencia, cuyo título era, El curso del sol y el camino del hombre[16] él planteaba allí que el drama que tuvo que vivir el antiguo México, con la llegada de los conquistadores españoles, fue debido a que bajo la dominante del consciente colectivo de la época, ellos no pudieron realizar ni objetiva ni subjetivamente el impulso que emergía del inconsciente, en la forma de la necesidad de dar un espacio al individuo, en aquella sociedad donde el individuo no era tenido en cuenta y donde solo tenían alma el emperador, los sacerdotes y los aristócratas.

     En aquel tiempo hace ahora 500 años, decía, “el inconsciente empujó a los mexicanos a una situación en la cual debían escoger: o entendían aquella necesidad simbólica y subjetivamente, es decir psicológicamente, o bien habrían de ser destruidos. Había indicios de que ellos llegaron  a  poseer una idea de la proyección y de la existencia objetiva del inconsciente, pero él no creía que se pudiera afirma que su desarrollo espiritual hubiera llegado al umbral de la observación psicológica y pensaba que no tuvieron suficiente tiempo para alcanzar ese nivel, pero en ningún caso ellos llegaron a reconocer el valor del individuo, del hombre en si, por lo cual nos decía, que esa situación le recordaba a la que ahora también está viviendo nuestro mundo contemporáneo.”

     Ocurrió entonces que en México, diez años antes de la llegada de los Españoles, el ocaso de aquella cultura fue preanunciado mediante una serie de portentos, entre los cuales el primero fue el avistamiento, de un cuerpo luminoso que permaneció suspendido en el cielo, y al que llamaron La Flor de Maíz. Aquella visión, nos decía, “representó un desafió para el individuo, el cual debía comprenderlo y realizar su sentido. Pero evidentemente, solo un insuficiente número de individuos, estuvo entonces a la altura de semejante tarea. Si estos hubieran sido bastante numerosos habrían gradualmente alcanzado un nuevo nivel de vida, un nuevo y más elevado concepto de ella misma, entonces el antiguo México no habría terminado y el sol habría podido continuar su curso.”

     José Zavala terminó su exposición entonces diciendo, “que no se puede negar que la situación de hoy, recuerda aquella que antaño sucedió en México, porque el fenómeno ligado a los UFOS, sigue estando hoy en día de actualidad y está en el origen de un gran miedo e inquietud. Como Jung había escrito en 1958, en su libro Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo[17], el hombre actual, como lo estuvo el mexicano de entonces, se encuentra ante el mismo desafío: el sentido de tal fenómeno psíquico debe ser comprendido y realizado subjetiva e individualmente”, pero a diferencia de los antiguos mexicanos, concluía, el hombre de hoy posee el instrumento necesario para llevar adelante esta empresa, esto es, la psicología del inconsciente que fue desarrollada por C.G.Jung y Marie-Louise von Franz a los que por ello, debemos de estar tan profundamente agradecidos.

     Jung en su libro, se refería al mito de los discos voladores, sugiriendo que desde el punto de vista simbólico, por la forma esférica, circular o mandálica que presentan estos fenómenos, corresponden por tanto, a una de las representaciones de un símbolo de totalidad, por lo que entonces estos fenómenos podrían ser vistos psicológicamente, como una compensación del inconsciente a consecuencia de la unilateralidad de nuestra conciencia actual.

     Con relación a esta cuestión de la unilateralidad en una entrevista que le fue realizada a Marie-Louise von Franz[18] explicaba que toda civilización necesita un mito para no sentirse desorientada, pero el mito cristiano en el que nos hemos desarrollado, ahora resulta insuficiente y unilateral, porque no encara los problemas que plantean los opuestos debido al poco o nulo reconocimiento de la parte femenina y sobre todo de su lado oscuro, y también al haber relegado a un segundo plano el problema del mal. Como Jung alcanzaría a descubrir, fue el mito de la alquimia, aquel que pudo compensar al mito cristiano. Porque en él se trata del proceso de la unión de los opuestos, del Mysterium Coniunctionis, pero este proceso de reconciliación entre opuestos era algo que nunca podría llevarse a cabo, solo mediante nuestra forma de pensar exclusivamente racional, porque era necesario para ello también la inclusión del principio del Eros.

     Jung se interesó especialmente en un curioso texto alquímico medieval titulado Aurora Consurgens (Aurora Naciente), el cual tradicionalmente había sido atribuido a Tomas de Aquino, quien al final de su vida habría tenido una visión de la Sabiduría, en su manifestación femenina, y entonces él solo pudo llegar a expresar esa inefable vivencia interior mediante el lenguaje de la alquimia, pero utilizando para ello citas del Antiguo y Nuevo Testamento y especialmente del Cantar de los Cantares, esto fue algo que la Iglesia nunca aceptó y lo consideraría como una profanación de los misterios cristianos. Jung le entregó a Marie-Louise von Franz este manuscrito y le sugirió que de paso que lo iba a traducir, por qué no realizaba al mismo tiempo un comentario psicológico, y la animó a investigar incluso en la biblioteca del Vaticano en relación con algunos escritos de Tomás de Aquino, pero allí cuando supieron de sus intenciones no la quisieron ayudar. A estas investigaciones dedicó quince años, y fue de todos sus escritos del que decía ella que más satisfecha se habría sentido. Después de concluido su trabajo llegó en una ocasión a sugerir que tenía la sensación de haber puesto con este libro, una bomba de relojería en el Vaticano, y es un hecho que hasta el día de hoy todavía no ha habido por parte de esa institución ningún comentario sobre esta publicación. Jung mismo consideró este trabajo como verdadero oro alquímico, y quiso que formara parte como tercer volumen de su obra magna, Mysterium Coniunctionis, que se publicaría en 1954, en el cual trató extensamente el problema y el misterio de la unión de los opuestos, mediante cuantiosos paralelos y amplificaciones de textos antiguos.

     Algún tiempo después tras recuperarse de una grave enfermedad, le contó a Marie-Louise von Franz que durante aquellos días había tenido unas visiones en relación con la unión del principio masculino y femenino, el motivo simbólico que es conocido como las bodas químicas, místicas o el hierosgamos, como eran por ejemplo la unió de Zeus y Era en la mitología griega, las bodas del Cordero y la Jerusalén celestial en el Apocalipsis, o también la unión de Malkouth y Tipheret que aparecía en la Cábala. Jung diría en sus memorias que estas experiencias habían sido para él, la confirmación de todo cuanto había escrito en su libro, y sentía que con esta obra su tarea estaba terminada, y su psicología se situaba definitivamente en la realidad, porque se cimentaba históricamente como un todo, al haber descubierto el puente que unía la filosofía de los gnósticos a través de la alquimia, con la actual psicología del inconsciente. En ella nuevamente y de una manera empírica, Jung  retomaría el problema de la unión de los opuestos y de la totalidad psíquica expresada en la espontánea vivencia individual, a través del proceso de individuación, como expresión de toda evolución psíquica y cuya meta se expresaba bajo el simbolismo del Sí-mismo y del Mándala.

 Este valor primordial del individuo y del desarrollo de la conciencia del ser humano individual, pensaba Jung que sería la única posibilidad de supervivencia para la Humanidad. Creía que cuantos más individuos hubiera capaces de aguantar en ellos mismos la tensión de los opuestos, menos posibilidades habría de que en un futuro pudiera llegar a acontecer una tercera Guerra Mundial. De esta manera poco después de que tuviera lugar la explosión de la bomba atómica, diría “... en la actualidad el mundo pende de un hilo delgado, que es la psique del hombre, porque el mundo puede ahora ser destruido por él”.

     Si retomamos nuestro sueño, encontramos que el inconsciente no solo pone en el lugar central al individuo como hemos visto, sino que al ser llevado en andas, también lo eleva y lo sitúa precisamente en el eje vertical, aquel que así mismo es predominante en la pirámide o en la herma. El eje vertical es una conocida manifestación en distintas culturas del Axis Mundi, la representación de un eje virtual que une el cielo con la tierra, la más universal pareja de opuestos. Las montañas o las numerosas construcciones como las pirámides, los zigurats, las torres, campanarios, minaretes, monolitos, etc. son también una representación simbólica de este mismo arquetipo.

     En el tantrismo, este motivo simbólico del eje, corresponde al cuerpo humano, a la columna vertebral que es el soporte de la verticalidad, y que mantiene al hombre con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.

  Para Jung, la verticalidad era considerada como una representación de la consciencia, porque daba altura y profundidad sobre la horizontal. Se podría decir que la verticalidad es una representación de la consciencia que surge de la horizontalidad de la tierra, la cual permanecería más ligada a la inconsciencia.

     Un psicólogo contemporáneo, Antonio Blay, basaba en su propia experiencia el desarrollo de lo que él llamaría, la psicología de la autorrealización, que planteaba que el ser humano tendría que desarrollar una “conciencia axial” capaz de poder unificar el pensar, el sentir y la acción.







L´homme qui marche. Augusto Giacometti


Sorprendentemente en el año 1961, Jung pocos días antes de su muerte tendría una visión y cuenta Marie-Louise von Franz[19], que entonces pidió una hoja de papel y en la parte central, trazó una línea vertical, y luego sobre la parte inferior de la hoja escribió: “... Los cincuenta últimos años de la Humanidad...”, y se lo entregó a su secretaria, para que se lo hicieran llegar a ella.

     Se encuentra un paralelo de este motivo de la línea vertical, en el libro VI de Republica, de Platón, allí se refería al “Símil de la Línea”, para explicar el núcleo fundamental de su filosofía, que era la distinción entre dos niveles de realidad, por un lado “el mundo inteligible de las ideas”, que estaba situado en la parte superior y “el mundo sensible material”, situado en el polo inferior, sobre esta línea luego ordenaría su propia visión del mundo en distintos niveles, que estaban sometidos a una jerarquía en la cual situaba en el lugar más elevado “la idea suprema del Bien”.

De una manera muy significativa, podemos encontrar en el mundo del arte y de la cultura contemporánea, que en los últimos tiempos ha surgido una tendencia a la representación de este mismo motivo del eje axial bajo diferentes formas. Por citar solo un ejemplo, podemos encontrar recientemente la obra que pertenece a la etapa de madurez del pintor y escultor suizo Augusto Giacometti, L´homme qui marche, que representa el cuerpo estilizado de un hombre caminando, y que llegaría a alcanzar de forma inesperada, el mayor precio que se ha llegado a pagar hasta el momento en una subasta por una escultura. (El billete de 100 francos suizos muestra un retrato de A. Giacometti. Principalmente fue un escultor aunque también pintaba cuadros. Perteneció a una dinastía de artistas: Giovanni Giacometti (1868–1933), fue un pintor; su hijo Alberto Giacometti (1901–1966), escultor y pintor; Augusto Giacometti (1877–1947), pintor y 2 º grado primo de Giovanni; Bruno Giacometti (1907–2012), arquitecto e hijo de Giovanni; Diego Giacometti (1902–1985), escultor y diseñador, hijo de Giovanni. De la escultura L´homme qui marche, existen varias versiones y en febrero de 2010 se llegó a adjudicar una de ellas por 104,3 millones de dólares, en una subasta de Sotheby.)

     En 1945 escribió Jung en una discusión acerca del peligro de una tercera guerra, esta vez de una guerra atómica, que la única fuerza contraria podría ser un movimiento religioso universal[20] que condujera a un viraje total. Después del celebre Mayo del 68, nació un inesperado movimiento sociocultural conocido como Nuevo Humanismo y en cuya manifestación exterior también se puede encontrar expresado este arquetipo del axis mundi que se encuentra constelizado en nuestro tiempo. Ellos desde determinados lugares dispersos por los cinco continentes difunden un mensaje de humanizar la tierra, cuya principal reivindicación es el reconocimiento del valor de la espontánea vivencia interior, y precisamente en esos lugares se encuentra enclavado un gran monolito de acero, junto al cual existe una construcción con forma de mándala, conteniendo una sala vacía y que está diseñada para que el ser humano individual pueda situarse en su centro.

     Así podríamos decir, que desde un punto de vista psicológico[21], en aquella visión que le fue dada a Jung en sus últimos días, se establecía la urgente necesidad frente a una nueva época, de que el ser humano de nuestros días tienda a realizar conscientemente, una unión entre la dimensión superior, espiritual, masculina o consciente y la dimensión inferior, material, femenina e inconsciente, de su propia naturaleza, volviendo su mirada hacia el símbolo interior unificador para ponerse a su servicio.

     Si retrocedemos la mirada a los comienzos de la historia de la humanidad, encontramos la mítica Torre de Babel, con la que se quería restablecer el eje primordial roto entre Dios y los hombres, y conseguir elevarse nuevamente hasta la puerta del cielo, pero ese deseo de poder y del orgullo humano, recibió entonces el castigo divino y los nacionalismos y su confusión de lenguas, destruyeron y dispersaron aquella sociedad.

Trascurridos ya tantos siglos, desde esos míticos orígenes de nuestra cultura y llegados a esta nueva era de Acuario que comienza a despuntar, y en el que también fue derrumbado un símbolo colectivo de nuestra sociedad occidental, como fueron las celebres Torres Gemelas del World Trade Center en Manhattan, quizás debamos pensar si no estuvieran ya la sociedad y la conciencia humana, preparadas para iniciar el reto y la tarea, de empezar a realizar esta nueva unión, pero una nueva unión esta vez ya en el interior del individuo, una unión entre los contrarios consciente e inconsciente, psique-materia, cuerpo-mente, espíritu-naturaleza y para lo cual es necesario, como dijeron Jung y von Franz, incluir el principio del Eros y del amor que permite unir a los opuestos, para poder curar de esta manera, las heridas producidas por la visión unilateral que ha predominado hasta ahora en nuestra cultura patriarcal. En este sentido todo el espíritu de sacrificio expresado en la vida y en la tarea creativa de José Zavala, puede ser tomado como un fiel testimonio de ese compromiso ético individual en nuestro tiempo.

     Así pues el inconsciente a través de la figura de José Zavala en este sueño parece que quisiera resaltar los dos aspectos esenciales para nuestro tiempo, por un lado el valor central del individuo, y por otro la necesidad de elevación y ampliación de su conciencia. Albert Einstein dijo en una ocasión[22] que “... la fuerza liberada del átomo, había cambiado todo menos nuestra forma de pensar, y en consecuencia estamos frente a una catástrofe sin par. Por lo tanto, si la Humanidad quiere sobrevivir, tenemos la necesidad de desarrollar un nuevo modo de pensar”. En este sentido, tanto Marie-Louise von Franz como Jung, se mantuvieron en relación con su centro interior, y nos lo mostraron a través de su propia vida personal y de su obra, en la que incorporaron junto con todo el peso de los argumentos intelectuales, también el aspecto afectivo del sentimiento, esforzándose en la tarea de reconciliar a los opuestos, y ellos nos estimularon con su ejemplo y sus enseñanzas a que fuéramos capaces de desarrollar un pensar simbólico, un pensar femenino y con Eros, y un pensar sicronistico, que nos permitieran reconocer la realidad objetiva de la psique, así como sus manifestaciones creativas.

     Existe un mito universal que es conocido como el despedazamiento del Anthropos, del hombre primordial y en el sueño que nos ocupa, encontramos que a José Zavala, que se esforzó durante su vida como individuo por desarrollar su Hombre Interior, le había sido extraído su corazón. El mismo sueño, nos lo presentará también luego, en una ambivalente descripción la cual esta precisamente en relación con este mismo arquetipo, pues por un lado él aparecerá en el sueño tanto como un individuo que participa de un ritual sacro, pero paradójicamente al mismo tiempo presenciándolo como otro, formando parte del alma de la colectividad, por lo que también bajo esta doble dimensión tanto individual como colectiva, desde el punto de vista psicológico podría ser tomado entonces, como una representación del Anthropos, del que dice Marie-Louise von Franz[23] que constituye precisamente una imagen de la conexión humana o del Eros interhumano, el fundamento de toda comunidad con los hombres y que ahora, en la Era de Acuario, se esta formando nuevamente en el inconsciente colectivo, este arquetipo que esta en la base del sentimiento de cohesión de toda la humanidad como “alma colectiva” de la humanidad. Así esa imagen final del sueño en la cual José Zavala se funde con padre Amadeo, podría verse en este sentido también como una muestra de plenitud y totalidad.

     Otra interesante cuestión que también hay que tomar en consideración es que tanto el Anthropos como el Mándala aluden a la unidad interior y última de la psique, al arquetipo central del Sí-mismo. El sueño se desarrolla en un significativo enclave, en un cruce de avenidas, inmensas, anchísimas, al igual que aquellas que como ya vimos se encontraban en Tenochtitlán, “la ciudad donde fueron hechos los Dioses”, dividiendo aquella ciudad en donde se alzaban las pirámides del sol y de la luna, “mediante dos grandes calles entrecruzadas”, que formaban cuatro distritos, conteniendo templos, palacios, escuelas de música y de estudios superiores, con bibliotecas e incluso con un gran jardín zoológico. También encontramos que es representada de forma tetrapartita por ejemplo la imagen del Jardín del Edén, y esta división en cuatro es precisamente la característica primordial de las representaciones del Mándala y por ello consideraba Jung que es un símbolo portador de rasgos femeninos, de un seno o matriz del fondo del alma, capaz de concebir, dar a luz y transformar y que es portador de posibilidades sanadoras, fuente de vida y sentido que ayudan a vivir. De esta manera lo describe Jung en su libro Psicología y Religión[24] y dice que estas imágenes son experimentadas como un centro interior de la psique, cuya vivencia posibilita al hombre aceptarse a sí mismo. “Tal símbolo es un reconocimiento involuntario de un especial estado de espíritu. No hay divinidad alguna en él mándala, ni se alude a ninguna sumisión o reconciliación con la divinidad. El lugar de esta última parece hallarse ocupado por la totalidad el hombre”. “En el proceso histórico de nuestro tiempo el Dios hecho hombre desciende de su trono y se diluye en el hombre corriente”. “ Todo aquello que posee, en el exterior, carácter divino o demoníaco debe retornar al alma, al interior del hombre desconocido, donde al parecer tuvo su punto de partida”. “Una nueva imagen del hombre-dios, se va abriendo paso desde la profundidad del inconsciente.” También en su libro Presente y Futuro[25], al confrontar la posición del individuo frente a la orientación colectivista y materialista en nuestra civilización occidental, escribía que “tanto a una como a otra le falta lo que exprese y abarque al hombre entero, esto es, lo que sitúe al individuo en el centro como medida de todas las cosas”.

     José Zavala nos transmitió siempre fiel a su verdad interior, la vivencia directa de la psicología del profundo como una filosofía practica de vida, nos enseñó a desarrollar la función del sentimiento, el Eros y el interés en la búsqueda del sentido, de manera que pudiéramos llegar a aceptar el sufrimiento de soportar la tensión de los opuestos y abrir en la profundidad de cada uno las puertas a la individuación, lo que representa la meta de toda evolución psíquica. Sea pues mi gratitud y reconocimiento para él, un hombre sencillo y natural, que compartió con nosotros su profunda humanidad y la sabiduría de su experiencia, y que supo deleitarnos también con su gran sentido del humor. Él alumbró una personalidad excepcional y de gran trascendencia psicológica, que con su propia vida y con su obra, como lo hicieran Carl Gustav Jung y Marie-Louise von Franz, fue un ejemplo vivo de la confrontación con los propios contenidos del inconsciente y la lucha por la realización de la individuación.


[1]  Die psychische Entwicklung in altmexikanischer Symbolik. José Zavala, Verlag Adolf Bonz. Stuttgart.1977
[2] XVI Reunión Internacional de Psicología de C.G.Jung y Marie-Louise von Franz. Mareny de Barraquetes.  Valencia. 2001
[3]Beiträge zur Jung'schen Psychologie. Festschrift zum 75. Geburtstag von Marie-Louise von Franz. Herausgeber: J. Zavala, G. Rusca, R. Monzó. Victor Orenga Editores, Valencia, 1990.
[4] Von den Wurzein des Bewusstseins. Zürich, 1954. Der Philosophische Baum, Cap.7, pág. 411 y ss.
[5] Cartas inglesas, vol I, pág. 465
[6] Wurzeln, l.c. pág. 412
[7] Wurzeln, 1.c. pág. 414
[8] El Libro Rojo. Carl Gustav Jung. El Hilo de Ariadna. Buenos Aires. 2010
[9] Seminario de Sueños. C.G.Jung: Sesión VII, 6 marzo 1929, pág 103
[10] Marie-Louise von Franz, Reflejo sobre la dimensión histórica del análisis, en  “Dimensión Arquetípica del Alma”. Daimon. Einsiedeln,1994, S. 15f.
 [11] Zahl und Eros. Der synchronistische Hintergrund der Beziehung. In: Übertragung. Vortrags-Reihe 1995/96. Psychologischer Club Zürich 1997.
[12] XXI Reunión Internacional de Psicología de C.G.Jung y Marie-Louise von Franz . Mareny de Barraquetes.  Valencia. 2006
[13] Recuerdos sueños y pensamientos. C.G. Jung . Seix Barral. Barcelona-Caracas-México. 1964, pag 196
[14] Recuerdos sueños y pensamientos. pag 253-8
[15] Dialogo entre el Dr. Dieter Bauman y el Dr. Carlos Menegazzo. Este encuentro tuvo lugar en el consultorio del Dr. Dieter Baumann. Zürich, 3 de febrero de 1998
[16] Il rapporto uomo-natura alla luce della sincronicità. In: Ecologicamente. Psicologia del rapporto uomo-ambiente. A cura di Claudio Widmann. Longo Editore, Ravenna, 1997
[17] Carl Gustav Jung, Obra Completa. Ed.Trotta, Madrid. Vol 10
[18] Matter of heart. 1986
[19] Matter of heart. 1986
[20] Cf. Carta  12.12.45. T. I , pág. 496
[21] Panoramica actual de la Obra de Carl Gustav Jung. Rafael Monzó. Academia de Ciencias y Humanidades. Valencia 6 de marzo de 2008. http://2psicologia-cgjung-mlvfr.blogspot.com.es/ 
[22] Mi Credo Humanista. Albert Einstein. Editorial Leviatan. Argentina. 1991
[23] C.G.Jung: Su mito en nuestro tiempo. Marie-Louise von Franz. Fondo de Cultura Económica. México.1972. pag. 121-3
[24]  Psychologie und Religión, pag 119
[25] Presente y Futuro. C.G.Jung. Editorial Sur. Buenos Aires 1963. pag 40.